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018-El último hombre-1 28/11/07 13:59 Página 1 - Cermi

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<strong>018</strong>-<strong>El</strong> <strong>último</strong> <strong>hombre</strong>-1 <strong>28</strong>/<strong>11</strong>/<strong>07</strong> <strong>13</strong>:<strong>59</strong> <strong>Página</strong> 184<br />

Mary Shelley<br />

con la ambición o el placer por timón! Pero vientos adversos me<br />

retienen en la orilla. Como Ulises, me siento al borde del agua y<br />

derramo lágrimas. Pero mis manos inertes no son capaces de talar<br />

árboles ni de cortar tablones.» Influida por aquellos pensamientos<br />

melancólicos, se enamoró más que nunca de la desdicha.<br />

Con todo, la presencia de Adrian le hizo algún bien, pues al instante<br />

el recién llegado rompió la ley del silencio que pesaba sobre<br />

Raymond. Al principio se sobresaltó al oír su desusado nombre,<br />

pero no tardó en acostumbrarse a él, en amarlo, y escuchaba con<br />

avidez el relato de sus logros. Clara también se libró de su recato;<br />

Adrian y él habían sido compañeros de juegos, y ahora, mientras<br />

caminaban o cabalgaban juntos, él cedía a sus sinceras súplicas y<br />

le repetía por enésima vez ésta o aquélla descripción del acto de<br />

coraje, munificencia o justicia de su padre.<br />

Entretanto, todos los buques llegaban portadores de noticias<br />

emocionantes sobre Grecia. La presencia de un amigo en sus<br />

ejércitos y su gobierno nos llevaba a seguir con entusiasmo la<br />

evolución de los acontecimientos. Y en alguna carta breve que<br />

nos enviaba en contadas ocasiones, Raymond nos relataba lo<br />

inmerso que se hallaba en los intereses de su país de adopción.<br />

<strong>El</strong> comercio era de gran relevancia para los griegos, y se habrían<br />

conformado con sus posesiones territoriales si los turcos<br />

no los hubieran invadido. Pero los patriotas, que obtuvieron<br />

victorias, se impregnaron del espíritu de conquista hasta el punto<br />

de ver ya Constantinopla como suya. La estimación que profesaban<br />

por Raymond no dejaba de crecer. Pero en el ejército<br />

había un <strong>hombre</strong> que mandaba más que él. Era célebre por su<br />

conducta y por haber elegido una posición determinada en una<br />

batalla librada en la llanuras de Tracia, a orillas del Hebrus, que<br />

había de decidir el destino del islam. Los mahometanos fueron<br />

derrotados y expulsados enteramente del territorio que quedaba<br />

al oeste del río. La batalla fue sanguinaria, la pérdida de los<br />

turcos, al parecer, irreparable. Los griegos, por el contrario,<br />

perdieron a un solo <strong>hombre</strong>, pero ello les bastó para olvidarse<br />

de la multitud anónima esparcida sobre el campo ensangrentado,<br />

y renunciaron a celebrar una victoria que les supuso perder<br />

a... Raymond.<br />

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