12.05.2013 Views

018-El último hombre-1 28/11/07 13:59 Página 1 - Cermi

018-El último hombre-1 28/11/07 13:59 Página 1 - Cermi

018-El último hombre-1 28/11/07 13:59 Página 1 - Cermi

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

<strong>018</strong>-<strong>El</strong> <strong>último</strong> <strong>hombre</strong>-2 <strong>28</strong>/<strong>11</strong>/<strong>07</strong> <strong>11</strong>:58 <strong>Página</strong> 327<br />

<strong>El</strong> <strong>último</strong> <strong>hombre</strong><br />

del enfermo me atrajo hacia él. <strong>El</strong> rubor de sus mejillas se había<br />

suavizado y el corazón le latía lenta y regularmente. <strong>El</strong> sopor había<br />

dado paso al sueño. Al principio no quise permitirme la esperanza,<br />

pero al observar que su respiración se mantenía constante<br />

y que el sudor perlaba su frente, supe que la enfermedad mortal<br />

le había abandonado; y me atreví a compartir la noticia con Idris,<br />

que tardó bastante en convencerse de que decía la verdad.<br />

Pero ni mi convicción ni la pronta recuperación de nuestro<br />

hijo lograron devolverle parte de la calma de que antes había<br />

disfrutado. Su temor había calado demasiado hondo, la había absorbido<br />

demasiado por completo como para poder tornarse en<br />

seguridad. Se sentía como si antes, cuando estaba tranquila, hubiera<br />

estado soñando, y como si ahora hubiera despertado. Era<br />

como quien<br />

en torre de vigía solitaria<br />

despertara de balsámicas visiones del hogar que ama<br />

y temblara al oír el airado rugido de las olas,*<br />

como quien, empujado por una tormenta, despierta y descubre<br />

que su barco se hunde. Antes recibía zarpazos de temor, y ahora<br />

ya no disfrutaba del menor intervalo de esperanza. Las sonrisas<br />

de su corazón ya no iluminaban su hermoso semblante. A veces<br />

se obligaba a esbozar una, pero al momento las lágrimas asomaban<br />

a sus ojos y un mar de dolor se abalanzaba sobre los restos<br />

del naufragio de su felicidad pasada. Con todo, cuando me hallaba<br />

a su lado su desesperación no era completa –confiaba del<br />

todo en mí– y no parecía temer mi muerte ni plantearse su posibilidad.<br />

Dejaba en mis manos todo el peso de sus ansiedades, se<br />

guarecía en mi amor, como el cervatillo atacado por el viento se<br />

guarece apretándose contra su madre, como un aguilucho herido<br />

se cobija bajo el ala de quien le ha dado la vida, como una barquita<br />

rota, temblorosa, busca la protección de un sauce. Entretanto,<br />

yo, con menos aplomo que en nuestros días de felicidad<br />

* The Bride’s Tragedy («La tragedia de la novia»), acto V, escena IV, de Thomas<br />

Beddoes. (N. del T.)<br />

327

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!