12.05.2013 Views

018-El último hombre-1 28/11/07 13:59 Página 1 - Cermi

018-El último hombre-1 28/11/07 13:59 Página 1 - Cermi

018-El último hombre-1 28/11/07 13:59 Página 1 - Cermi

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

<strong>018</strong>-<strong>El</strong> <strong>último</strong> <strong>hombre</strong>-1 <strong>28</strong>/<strong>11</strong>/<strong>07</strong> <strong>13</strong>:<strong>59</strong> <strong>Página</strong> 57<br />

<strong>El</strong> <strong>último</strong> <strong>hombre</strong><br />

nó aspereza y frialdad repulsiva. Cuando percibía la desbocada o<br />

patética súplica en su expresivo semblante, se apiadaba, y por un<br />

tiempo breve regresaba a su antigua amabilidad. Pero esas fluctuaciones<br />

hundían el alma de aquel joven sensible en las simas<br />

más profundas. Ya no le parecía que por poseer el amor de Evadne<br />

dominaba el mundo; ahora sentía en cada uno de sus nervios<br />

que las más funestas tormentas del universo mental estaban a<br />

punto de cernirse sobre su frágil ser, que temblaba ante la visión<br />

de su llegada.<br />

Perdita, que por entonces residía con Evadne, era testigo de<br />

la tortura que soportaba Adrian. <strong>El</strong>la lo amaba como a un hermano<br />

mayor, un familiar que la guiaba, protegía e instruía pero<br />

sin ejercer la tiranía tan frecuente de la autoridad paterna. Adoraba<br />

sus virtudes y, con una mezcla de desprecio e indignación,<br />

veía cómo Evadne le hacía sufrir por otro que apenas se fijaba<br />

en ella. En la desesperación de sus soledad, Adrian iba con frecuencia<br />

en busca de mi hermana y con circunloquios le hablaba<br />

de su tristeza, mientras la fortaleza y la agonía dividían el trono<br />

de su mente. ¡Una de las dos no tardaría en conquistarla! La ira<br />

no formaba parte de sus emociones. ¿Con quién iba a mostrarse<br />

airado? No con Raymond, que era inconsciente de la tristeza<br />

que le ocasionaba. Tampoco con Evadne, pues su alma lloraba<br />

lágrimas de sangre; pobre muchacha confundida, que era esclava<br />

y no tirana. Así, en su propia angustia, Adrian lloraba también<br />

por lo que el destino pudiera deparar a la princesa griega.<br />

En una ocasión, un escrito suyo cayó en manos de Perdita. Estaba<br />

húmedo de lágrimas y cualquiera hubiera añadido las suyas<br />

al leerlo.<br />

«La vida –así empezaba– no es como la describen en las novelas;<br />

pasar por las medidas de una danza y, tras varias evoluciones<br />

llegar a una conclusión, tras lo cual los bailarines se sientan y reposan.<br />

Mientras existe vida existen la acción y el cambio. Seguimos<br />

adelante, y cada pensamiento se vincula al que le sirvió de<br />

padre, y cada acción se vincula a un acto previo. Ninguna alegría,<br />

ninguna tristeza muere sin descendencia, que siempre generada y<br />

generándose, teje la cadena que forma nuestra vida.<br />

57

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!