12.05.2013 Views

018-El último hombre-1 28/11/07 13:59 Página 1 - Cermi

018-El último hombre-1 28/11/07 13:59 Página 1 - Cermi

018-El último hombre-1 28/11/07 13:59 Página 1 - Cermi

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

<strong>018</strong>-<strong>El</strong> <strong>último</strong> <strong>hombre</strong>-2 <strong>28</strong>/<strong>11</strong>/<strong>07</strong> <strong>11</strong>:58 <strong>Página</strong> 402<br />

Mary Shelley<br />

gre no había circulado jamás con un flujo tan constante, y mis<br />

miembros no habían estado jamás tan llenos de vida. Sentía que<br />

mi muerte debía ser voluntaria. ¿Y qué podía haber más natural<br />

que el hambre, mientras observaba aquella cámara de mortandad,<br />

situada en el mundo de los difuntos, junto a la esperanza<br />

perdida de mi existencia? Pero mientras contemplaba su rostro,<br />

sus rasgos, que se asemejaban a los de su hermano Adrian, me llevaron<br />

a acordarme de los vivos, de su querida amiga, de Clara y<br />

de Evelyn, que probablemente ya habrían llegado a Windsor y<br />

aguardarían nuestra llegada llenos de impaciencia.<br />

Creí oír un ruido, unos pasos en la capilla lejana, que resonaron<br />

en el techo abovedado y llegaron a mí a través de los pasillos huecos.<br />

¿Habría visto Clara mi carruaje al pasar por la ciudad y habría<br />

acudido en mi busca? Si era así, debía ahorrarle al menos la horrible<br />

escena que tenía lugar en la cripta. Subí a toda prisa por la escalera<br />

y vi una figura femenina, encorvada por los años, vestida<br />

con ropas de luto, que avanzaba tambaleante por la capilla en penumbra,<br />

a pesar de ayudarse de un fino bastón. Alzó la vista al oírme.<br />

La lámpara que sostenía iluminaba mi cuerpo, y los rayos de<br />

luna, que se abrían paso a través de las vidrieras, caían sobre su<br />

rostro demacrado y surcado de arrugas, al que sin embargo asomaba<br />

un gesto autoritario y una mirada severa. Reconocí al instante<br />

a la condesa de Windsor, que con voz sorda me preguntó:<br />

–¿Dónde está la princesa?<br />

Le señalé el estrabo levantado y ella, tras acercarse al lugar,<br />

clavó la vista en la densa oscuridad, pues la cripta se hallaba demasiado<br />

lejos para que la luz de la lámpara que había dejado en<br />

ella llegara hasta nosotros.<br />

–Tu luz –me ordenó. Se la di, y ella permaneció un tiempo observando<br />

los peldaños, ahora visibles, pero muy empinados,<br />

como calculando si sería capaz de descender por ellos. Instintivamente,<br />

con un gesto mudo me ofrecí a ayudarla. Pero ella me<br />

apartó con ademán desdeñoso y me habló con voz arisca, apuntando<br />

abajo.<br />

–Al menos ahí lograré que dejes de molestarla.<br />

Inició el descenso mientras yo, vencido, triste más allá de las<br />

palabras, de las lágrimas, de los lamentos, me tendía en el suelo.<br />

402

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!