12.05.2013 Views

018-El último hombre-1 28/11/07 13:59 Página 1 - Cermi

018-El último hombre-1 28/11/07 13:59 Página 1 - Cermi

018-El último hombre-1 28/11/07 13:59 Página 1 - Cermi

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

<strong>018</strong>-<strong>El</strong> <strong>último</strong> <strong>hombre</strong>-1 <strong>28</strong>/<strong>11</strong>/<strong>07</strong> <strong>13</strong>:<strong>59</strong> <strong>Página</strong> <strong>13</strong>9<br />

<strong>El</strong> <strong>último</strong> <strong>hombre</strong><br />

mostraba por él un aprecio inquebrantable, él le preguntó, sorprendido,<br />

por cuál de sus actos merecía ser objeto de su amor<br />

apasionado y no correspondido. Así, Evadne se convirtió, durante<br />

un tiempo, en el objeto único de sus ensoñaciones. Y Perdita se<br />

dio cuenta de que los pensamientos y el tiempo de su amado se<br />

ocupaban en asuntos de los que ella no participaba. Mi hermana<br />

era por naturaleza ajena a los celos angustiados e infundados. <strong>El</strong><br />

tesoro que poseía en el afecto de Raymond le era más necesario<br />

que la sangre que corría por sus venas, y con más motivo que<br />

Otelo podría haber afirmado:<br />

Estar dudoso una vez<br />

es decidirse una vez.*<br />

En aquella ocasión no sospechó ninguna alienación de sus<br />

afectos, y más bien creía que el misterio se debía a alguna circunstancia<br />

relacionada con el alto cargo que ocupaba. Se sentía<br />

desconcertada y dolida. Empezó a contar los largos días, y los<br />

meses, y los años que habrían de transcurrir hasta que él regresara<br />

a la esfera de lo privado y se entregara de nuevo a ella sin reservas.<br />

Pero no se acostumbraba a que él le ocultara nada, y con<br />

frecuencia se lamentaba. Con todo, mantenía inalterada la convicción<br />

de que era la única que ocupaba un lugar en sus afectos.<br />

Y cuando estaban juntos, libre de temores, abría su corazón a la<br />

más completa dicha.<br />

<strong>El</strong> tiempo pasaba. Raymond, en plena carrera, se detuvo a reflexionar<br />

sobre las consecuencias de sus actos. Y, contemplando<br />

así el futuro, ante él aparecieron dos conclusiones: que debía<br />

mantener en secreto su relación con Evadne, y que si no lo hacía<br />

así Perdita acabaría por enterarse. La precaria situación de su<br />

amiga le impedía plantearse la posibilidad de alejarse de ella.<br />

Desde el primer momento había renunciado a mantener una conversación<br />

franca con la compañera de su vida, franqueza con que<br />

habría podido ganarse su complicidad. Ahora, el velo debía ser<br />

más grueso que el inventado por los celos turcos, y el muro más<br />

* Otelo, acto III, escena III. William Shakespeare. (N. del T.)<br />

<strong>13</strong>9

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!