12.05.2013 Views

018-El último hombre-1 28/11/07 13:59 Página 1 - Cermi

018-El último hombre-1 28/11/07 13:59 Página 1 - Cermi

018-El último hombre-1 28/11/07 13:59 Página 1 - Cermi

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

<strong>018</strong>-<strong>El</strong> <strong>último</strong> <strong>hombre</strong>-2 <strong>28</strong>/<strong>11</strong>/<strong>07</strong> <strong>11</strong>:58 <strong>Página</strong> 290<br />

Mary Shelley<br />

prendieron la marcha dejando tras ellos a un miembro de la expedición<br />

enfermo de peste. Una vez se conoció ese hecho, nadie se<br />

atrevió a aproximarse a menos de media milla de aquel lugar, y<br />

el enfermo, abandonado a su suerte, tuvo que luchar solo contra<br />

la enfermedad y la muerte. Y así yo, movido por la compasión,<br />

me dirigí a toda prisa hasta el chamizo a fin de comprobar su estado<br />

y ponerme a su servicio.<br />

Mientras avanzaba por el bosque iba cruzándome con grupos<br />

de campesinos que conversaban acaloradamente sobre el suceso:<br />

a pesar de lo lejos que se hallaban del demostrado contagio, llevaban<br />

el temor impreso en los semblantes. Me encontré con un<br />

grupo de aquellos seres aterrorizados en el sendero que conducía<br />

directamente al cobertizo. Uno de ellos me detuvo y, dando por<br />

supuesto que yo ignoraba la circunstancia que nos ocupa, me<br />

conminó a no seguir avanzando, pues un apestado se hallaba<br />

postrado a escasa distancia.<br />

–Lo sé –repuse yo–, y me dirijo a ver en qué estado se encuentra<br />

el pobre <strong>hombre</strong>. –Un murmullo de sorpresa y horror recorrió<br />

el grupo–. Esa pobre persona está sola y va a morir sin que nadie<br />

le brinde auxilio. En estos tiempos desgraciados sólo Dios sabe<br />

lo pronto que tal vez todos nosotros nos hallaremos en su misma<br />

situación. De modo que voy a hacer lo que me gustaría que hicieran<br />

conmigo.<br />

–Pero ya nunca podrá regresar al castillo... a lady Idris... a sus<br />

hijos...<br />

Así se expresaron varios de ellos atropelladamente, y sus palabras<br />

llegaron a mis oídos.<br />

–¿No sabéis, amigos míos –proseguí–, que el conde mismo, ya<br />

convertido en Protector, visita a diario no sólo a quienes tal vez<br />

hayan contraído la enfermedad, sino los hospitales y los asilos de<br />

apestados, acercándose y llegando a tocar a los enfermos? Y a pesar<br />

de ello jamás ha gozado de tan buena salud. Estáis por completo<br />

equivocados sobre la naturaleza de la epidemia. Pero no temáis,<br />

que no os pido que me acompañéis, ni siquiera que me creáis<br />

hasta que haya regresado sano y salvo de visitar a mi paciente.<br />

Allí los dejé, y seguí mi camino. No tardé en llegar al cobertizo.<br />

La puerta estaba entornada. Entré, y un rápido vistazo me<br />

290

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!