12.05.2013 Views

018-El último hombre-1 28/11/07 13:59 Página 1 - Cermi

018-El último hombre-1 28/11/07 13:59 Página 1 - Cermi

018-El último hombre-1 28/11/07 13:59 Página 1 - Cermi

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

<strong>018</strong>-<strong>El</strong> <strong>último</strong> <strong>hombre</strong>-2 <strong>28</strong>/<strong>11</strong>/<strong>07</strong> <strong>11</strong>:58 <strong>Página</strong> 383<br />

<strong>El</strong> <strong>último</strong> <strong>hombre</strong><br />

angustia de nuestras mentes. Pero, amada mía, hemos sido formados<br />

de tal modo (y no existe el pecado, si Dios creó nuestra<br />

naturaleza para que se plegara a sus órdenes), hemos sido formados<br />

de tal modo que debemos amar la vida y aferrarnos a ella.<br />

Debemos amar la sonrisa viva, la caricia amiga, la voz emocionada,<br />

que son características de nuestro engranaje mortal. No<br />

descuidemos el presente por la seguridad del más allá. Este momento,<br />

por corto que sea, forma parte de la eternidad y es su mejor<br />

parte, pues es nuestro, inalienablemente. Tú, esperanza de mi<br />

futuro, eres mi dicha presente. Déjame entonces que te mire a los<br />

ojos, a tus hermosos ojos, y leyendo el amor en ellos, beba hasta<br />

embriagarme el placer que me causan.<br />

Tímidamente, pues mi vehemencia la asustaba un poco, Idris<br />

me miró. Yo tenía los ojos inyectados en sangre, algo hinchados.<br />

Sentí que todas las arterias de mi cuerpo latían audiblemente, que<br />

todos y cada uno de mis músculos se agitaban, que mis nervios se<br />

estremecían. Su expresión de espanto me indicó que ya no podía<br />

mantener mi secreto oculto por más tiempo.<br />

–Así es, amada mía –le dije–, ha llegado la última de muchas<br />

horas felices y ya no podemos ignorar por más tiempo el destino<br />

inevitable. No viviré mucho más, pero una y otra vez te digo que<br />

este momento es nuestro.<br />

Más pálida que el mármol, los labios blancos, el gesto desencajado,<br />

Idris cobró conciencia de mi situación. Sin levantarme, le<br />

rodeé la cintura con un brazo y ella sintió la fiebre en la palma de<br />

mi mano y en el corazón que ésta apretaba.<br />

–Un momento –susurró en voz muy baja, tanto que apenas la<br />

oía–. Sólo un momento...<br />

Se arrodilló y, ocultando el rostro entre las manos, pronunció<br />

una oración breve pero sincera, rogó a Dios que le diera fuerzas<br />

para cumplir con su deber, para cuidarme hasta el final. Mientras<br />

hubo esperanzas, la agonía había sido insoportable. Pero ahora<br />

todo había terminado. Sus sentimientos se tornaron solemnes y<br />

sosegados. Como Epicaris, imperturbable y firme al ser sometida<br />

a los instrumentos de la tortura, así Idris, reprimiendo todo suspiro<br />

y señal de dolor, se dispuso a recibir sus tormentos, de los<br />

que son símbolos el potro y la rueda.<br />

383

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!