12.05.2013 Views

018-El último hombre-1 28/11/07 13:59 Página 1 - Cermi

018-El último hombre-1 28/11/07 13:59 Página 1 - Cermi

018-El último hombre-1 28/11/07 13:59 Página 1 - Cermi

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

<strong>018</strong>-<strong>El</strong> <strong>último</strong> <strong>hombre</strong>-2 <strong>28</strong>/<strong>11</strong>/<strong>07</strong> <strong>11</strong>:58 <strong>Página</strong> 358<br />

Mary Shelley<br />

en abundancia para todos, e incluso sobraba. Y no había nada<br />

que impidiera a nadie tomar posesión de su parte. Sí, ahora éramos<br />

todos iguales. Pero muy cerca de nosotros nos aguardaba<br />

algo que nos igualaría aún más, un estado en que la belleza, la<br />

fuerza y la sabiduría resultarían tan vanas como las riquezas y<br />

la alcurnia. La tumba abría sus fauces bajo nuestros pies y aquella<br />

idea nos impedía a todos disfrutar de la abundancia que, de<br />

aquel modo tan horrible, se presentaba ante nosotros.<br />

Y sin embargo el rubor no abandonaba la tez de mis pequeños.<br />

Clara crecía en años y en estatura sin sucumbir a la enfermedad.<br />

No teníamos razones para considerar Windsor como un<br />

lugar especialmente saludable, pues muchas otras familias habían<br />

expirado bajo ese mismo techo. Vivíamos sin tomar especiales<br />

precauciones, pero al parecer nos hallábamos a salvo. Si Idris<br />

perdía peso y estaba pálida era por la angustia que le provocaban<br />

los cambios, una angustia que yo no lograba aliviar. De sus labios<br />

no salía una queja, pero dormía mal y nunca tenía apetito. Una<br />

fiebre lenta se alimentaba de sus venas, su color era fantasmal y<br />

a menudo lloraba a escondidas. Los lúgubres pronósticos, la preocupación<br />

y un temor agónico devoraban su principio vital. Yo no<br />

dejaba de percibir ese cambio. Pensaba con frecuencia que habría<br />

sido mejor permitirle hacer lo que le placiera, pues de ese modo<br />

se habría entregado al cuidado de los demás, lo que tal vez le hubiera<br />

servido como distracción. Pero ya era demasiado tarde.<br />

Además, con la práctica extinción de la raza humana todos nuestros<br />

esfuerzos se acercaban a su fin, y ella se sentía demasiado débil.<br />

La consunción, si así puede llamarse, o mejor dicho el exceso<br />

de vida en su interior que, como en el caso de Adrian, devoraba<br />

su combustible vital en las primeras horas de la mañana, privaba<br />

a sus miembros de fuerza. De noche, cuando creía que se ausentaba<br />

de mi lado sin que yo lo notara, vagaba por toda la casa o se<br />

plantaba junto a los lechos de sus hijos. Y de día caía en un sopor<br />

alterado, en el que sus murmullos y sobresaltos revelaban que se<br />

veía asaltada por sueños incómodos. A medida que se confirmaba<br />

aquel infeliz estado, y a pesar de sus esfuerzos por ocultarlo,<br />

éste se hacía más evidente y yo luchaba en vano por infundir en<br />

ella algo de valor y de esperanza. No me sorprendía la vehemen-<br />

358

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!