12.05.2013 Views

018-El último hombre-1 28/11/07 13:59 Página 1 - Cermi

018-El último hombre-1 28/11/07 13:59 Página 1 - Cermi

018-El último hombre-1 28/11/07 13:59 Página 1 - Cermi

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

<strong>018</strong>-<strong>El</strong> <strong>último</strong> <strong>hombre</strong>-2 <strong>28</strong>/<strong>11</strong>/<strong>07</strong> <strong>11</strong>:58 <strong>Página</strong> 431<br />

<strong>El</strong> <strong>último</strong> <strong>hombre</strong><br />

deslinde de los campos? ¿Los intentos de cultivarlos? ¿La impaciente<br />

curiosidad por descubrir plantas y animales desconocidos?<br />

¿Las expediciones emprendidas con el fin de explorar el<br />

nuevo territorio? Nuestra vivienda era regia; nuestros alimentos<br />

se almacenaban en los graneros; no había necesidad de trabajar,<br />

ni la menor curiosidad, ni el deseo de seguir avanzando. Si nos<br />

hubieran asegurado que todos los supervivientes seguiríamos<br />

con vida, habría existido mayor vivacidad y esperanza en nuestras<br />

reuniones. Habríamos abordado asuntos como cuánto tiempo<br />

durarían las provisiones de alimentos con que contábamos y<br />

qué modo de vida adoptaríamos cuando éstas se agotaran. Deberíamos<br />

habernos preocupado más por nuestros planes de futuro<br />

y haber discutido sobre el lugar en el que habíamos de asentarnos<br />

más adelante. Pero el verano y la peste se acercaban y no<br />

osábamos mirar al frente. Los corazones enfermaban ante la<br />

perspectiva de todo entretenimiento. Si los más jóvenes de entre<br />

nosotros, movidos por una hilaridad adolescente y desbocada,<br />

sentían el impulso de bailar o cantar, tratando con ello de aplacar<br />

su melancolía, se detenían de pronto cuando alguien, presa<br />

del dolor y la pérdida, adoptaba un aspecto fúnebre o emitía un<br />

suspiro de agonía y se negaba a sumarse al resto. Aunque las risas<br />

resonaban bajo nuestro techo, los corazones latían vacíos de<br />

dicha. Y cuando el azar me llevaba a presenciar alguno de aquellos<br />

intentos de distracción, sentía que mi tristeza, en vez de disminuir,<br />

aumentaba. En medio del grupo que iba en busca del<br />

placer, cerraba los ojos y veía ante mí la oscura caverna donde la<br />

mortalidad de Idris se conservaba, y en torno a la cual los muertos<br />

se congregaban, marchitándose en callado reposo. Cuando<br />

volvía a tener conciencia del momento presente, la melodía de<br />

una flauta o los intrincados movimientos de una hermosa danza<br />

me resultaban peores que el coro demoníaco del Valle del Lobo*<br />

y que los avances de los reptiles que rodeaban el círculo mágico.<br />

Mi momento más preciado de paz se producía cuando, liberado<br />

de la obligación de relacionarme con los demás, reposaba en<br />

* Alusión al argumento de la ópera <strong>El</strong> cazador furtivo, de Carl Maria von Weber.<br />

(N. del T.)<br />

431

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!