12.05.2013 Views

018-El último hombre-1 28/11/07 13:59 Página 1 - Cermi

018-El último hombre-1 28/11/07 13:59 Página 1 - Cermi

018-El último hombre-1 28/11/07 13:59 Página 1 - Cermi

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

<strong>018</strong>-<strong>El</strong> <strong>último</strong> <strong>hombre</strong>-1 <strong>28</strong>/<strong>11</strong>/<strong>07</strong> <strong>13</strong>:<strong>59</strong> <strong>Página</strong> <strong>11</strong>8<br />

Mary Shelley<br />

para la elección del Lord Protector, el miembro que había nominado<br />

a Ryland se alzara y nos informara de que su candidato<br />

había renunciado a sus pretensiones. En un primer momento<br />

aquella noticia fue recibida con el silencio. A éste le siguió un<br />

murmullo confuso que, cuando el presidente declaró a lord Raymond<br />

oficialmente electo, se convirtió en aplauso y ovación de<br />

victoria. Parecía que, si ignorando todo temor a la derrota el propio<br />

señor Ryland no hubiera presentado su renuncia, todas las<br />

voces se habrían unido igualmente a favor de nuestro candidato.<br />

De hecho, una vez la idea de la competición se hubo disipado, los<br />

corazones regresaron al respeto y la admiración anteriores para<br />

con nuestro amigo. Todo el mundo sentía que Inglaterra no había<br />

contado jamás con un Protector tan capaz de cumplir con los responsabilidades<br />

de su alto cargo. Una sola voz, hecha de muchas<br />

voces, resonó en toda la cámara, gritando el nombre de Raymond.<br />

<strong>El</strong> aludido hizo entonces acto de presencia. Yo me hallaba en<br />

uno de los escaños más elevados y le vi recorrer el pasillo en dirección<br />

al estrado. La discreción natural de su carácter se imponía<br />

sobre su alegría por el triunfo. Miró tímidamente a su alrededor.<br />

Una tenue neblina parecía velar sus ojos. Adrian, que se<br />

hallaba junto a mí, se apresuró a reunirse con él y, saltando entre<br />

los bancos, no tardó nada en llegar a su lado. Su presencia<br />

animó a nuestro amigo. Y cuando le llegó el turno de hablar y<br />

actuar, desvanecidas ya sus vacilaciones, brilló, supremo en su<br />

majestad y en su victoria. <strong>El</strong> anterior Protector le tomó juramento<br />

y le impuso la insignia del cargo, en cumplimiento de la<br />

ceremonia de traspaso de poderes. <strong>El</strong> Parlamento quedó disuelto.<br />

Los más altos dignatarios del Estado se congregaron alrededor<br />

del nuevo gobernante y lo condujeron al palacio del Protectorado.<br />

De pronto Adrian se esfumó y, cuando los partidarios de<br />

Raymond ya no eran más que unos pocos amigos íntimos, regresó<br />

en compañía de Idris, que quería felicitar a su amigo por el<br />

éxito obtenido.<br />

Pero, ¿dónde estaba Perdita? Concentrado en asegurarse una<br />

pronta y discreta retirada en caso de fracaso, Raymond había olvidado<br />

organizar el modo de que su esposa pudiera enterarse de<br />

<strong>11</strong>8

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!