12.05.2013 Views

018-El último hombre-1 28/11/07 13:59 Página 1 - Cermi

018-El último hombre-1 28/11/07 13:59 Página 1 - Cermi

018-El último hombre-1 28/11/07 13:59 Página 1 - Cermi

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

<strong>018</strong>-<strong>El</strong> <strong>último</strong> <strong>hombre</strong>-2 <strong>28</strong>/<strong>11</strong>/<strong>07</strong> <strong>11</strong>:58 <strong>Página</strong> 4<strong>28</strong><br />

Mary Shelley<br />

ejemplo. Pero éste no lo hizo, y avanzó, seguido por toda su tropa,<br />

formada por no pocas mujeres, que parecían más dispuestas<br />

y decididas que los <strong>hombre</strong>s. Todos ellos se congregaron alrededor<br />

de su jefe para protegerlo, mientras lanzaban sobre él toda<br />

clase de alabanzas y epítetos de veneración. Adrian siguió avanzando<br />

hacia ellos, y finalmente éstos se detuvieron.<br />

–¿Qué buscáis? –les preguntó–. ¿Necesitáis de nosotros algo<br />

que nos neguemos a daros, y por ello os veis obligados a obtenerlo<br />

mediante las armas y la guerra?<br />

Sus pregunta obtuvieron por respuesta un clamor general del<br />

que destacaban palabras aisladas, como «elección», «pecado» y<br />

«brazo derecho de Dios».<br />

Adrian miró fijamente a aquel falso profeta.<br />

–¿No eres capaz siquiera de hacer callar a tus propios seguidores?<br />

Ya ves que los míos sí me obedecen.<br />

Aquel <strong>hombre</strong> respondió con una mueca de desdén, y entonces,<br />

tal vez temeroso de que sus <strong>hombre</strong>s oyeran la discusión que<br />

estaba a punto de producirse, les ordenó que se echaran hacia<br />

atrás, y sólo él se adelantó.<br />

–Vuelvo a preguntártelo –insistió Adrian–. ¿Qué requieres de<br />

nosotros?<br />

–Arrepentimiento –respondió el <strong>hombre</strong>, cuyo rostro siniestro<br />

se ensombrecía por momentos–. Obediencia a la voluntad del Altísimo,<br />

que ha sido revelada a su Pueblo <strong>El</strong>ecto. ¿Acaso no morimos<br />

todos por causa de vuestros pecados, oh, generación de incrédulos?<br />

¿Y acaso no tenemos derecho a exigiros arrepentimiento y obediencia?<br />

–Y si nos negamos, ¿qué haréis? –le preguntó su interlocutor<br />

sin acritud.<br />

–¡Cuidado! –atronó el <strong>hombre</strong>–. Dios te oye y aplastará con<br />

su ira tu corazón de piedra. ¡Sus flechas envenenadas vuelan ya,<br />

sus perros de la muerte se han librado de sus cadenas! Nosotros<br />

no moriremos sin vengar. Y nuestro vengador será muy poderoso<br />

cuando descienda en visible majestad y esparza la destrucción entre<br />

vosotros.<br />

–Mi buen amigo –replicó Adrian con sutil sorna–, ojalá fueras<br />

sólo ignorante. Creo que no costaría demasiado demostrarte que<br />

4<strong>28</strong>

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!