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018-El último hombre-1 28/11/07 13:59 Página 1 - Cermi

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<strong>018</strong>-<strong>El</strong> <strong>último</strong> <strong>hombre</strong>-2 <strong>28</strong>/<strong>11</strong>/<strong>07</strong> <strong>11</strong>:58 <strong>Página</strong> 350<br />

Mary Shelley<br />

chaban con los poderosos agentes de la naturaleza ni donde se les<br />

permitió poblar la tierra con sus descendientes. Debemos ir en<br />

busca de un paraíso natural, de algún jardín del Edén en la tierra<br />

donde nuestra necesidades básicas estén garantizadas y el disfrute<br />

de un clima delicioso nos compense por los placeres sociales<br />

que hemos perdido. Si sobrevivimos a este verano, no pasaré el<br />

próximo invierno en Inglaterra. Y vosotros tampoco.<br />

Había hablado sin pensar mucho en lo que decía, y apenas<br />

concluí me asaltaron las dudas. ¿Sobreviviría alguno de nosotros<br />

al verano siguiente? Constaté que el semblante de Idris se ensombrecía<br />

y volví a sentir que viajábamos encadenados al carro del<br />

destino y que no ejercíamos el menor control sobre sus caballos.<br />

Ya no podíamos decir «haremos esto, no haremos esto otro». Un<br />

poder superior al humano había surgido para destruir nuestro<br />

planes o para culminar la obra que nosotros evitábamos. Planificar<br />

nada para el invierno próximo era una locura. Aquella había<br />

sido nuestra última estación fría. <strong>El</strong> verano inminente era el horizonte<br />

más lejano que alcanzaba nuestra vista. Y cuando llegáramos<br />

allí, en lugar de seguir avanzando por el largo camino, se<br />

abriría un abismo por el que sin quererlo nos precipitaríamos.<br />

Nos veríamos despojados de la última bendición de la humanidad.<br />

No podíamos mantener la menor esperanza. ¿Puede el loco,<br />

mientras agita las cadenas que lo oprimen, seguir esperando? ¿Puede<br />

el infeliz que se dirige al patíbulo, cuando apoya la cabeza en<br />

la piedra y distingue la sombra doble que forman él mismo y el<br />

verdugo que levanta con sus manos el hacha, seguir esperando?<br />

¿Puede el náufrago, que exhausto de tanto nadar oye tras de él,<br />

muy cerca, el chapoteo de un tiburón que surca las aguas del Atlántico,<br />

persiguiéndolo, seguir esperando? Pues su misma esperanza<br />

era la nuestra.<br />

<strong>El</strong> viejo mito nos cuenta que ese espíritu gentil abandonó la<br />

caja de Pandora, por lo demás rebosante de males. Pero éstos<br />

eran invisibles e insignificantes, mientras que todo el mundo admiraba<br />

el encanto contagioso de la joven Esperanza. Los corazones<br />

de todos los <strong>hombre</strong>s se convirtieron en su morada y fue coronada<br />

reina de nuestras vidas, entonces y para siempre. Fue<br />

deificada y venerada, declarada incorruptible y eterna. Pero como<br />

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