12.05.2013 Views

018-El último hombre-1 28/11/07 13:59 Página 1 - Cermi

018-El último hombre-1 28/11/07 13:59 Página 1 - Cermi

018-El último hombre-1 28/11/07 13:59 Página 1 - Cermi

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

<strong>018</strong>-<strong>El</strong> <strong>último</strong> <strong>hombre</strong>-2 <strong>28</strong>/<strong>11</strong>/<strong>07</strong> <strong>11</strong>:58 <strong>Página</strong> 454<br />

Mary Shelley<br />

escenario del mundo un <strong>hombre</strong> debe reprimir esos éxtasis de<br />

muchacha. Hubiera dado el mundo por poder abrazarlo, pero no<br />

me atrevía. En parte vencido por el cansancio y en parte voluntariamente,<br />

me arrojé al suelo.¿Osaré revelar por qué lo hice ante el<br />

amable vástago de la soledad? Sí; lo hice para poder besar el suelo<br />

sagrado que él pisaba.<br />

Lo encontré todo en estado de gran alteración. Un emisario<br />

del jefe de los <strong>El</strong>ectos vivía tan dominado por su profeta y por su<br />

propio credo fanático que había llegado a atentar contra la vida<br />

del Protector, el encargado de preservar a la humanidad perdida.<br />

Detuvieron su mano cuando trataba de apuñalar al conde. Aquella<br />

circunstancia había causado el clamor que oí yo a mi llegada<br />

y la reunión confusa de gentes a las que hallé congregadas en el<br />

Salón de Hércules. Aunque la superstición y la furia diabólica se<br />

habían apoderado sigilosamente de los emigrantes, algunos todavía<br />

demostraban fidelidad a su noble jefe. Y muchos a quienes el<br />

miedo no había hecho variar su fe ni su amor, sintieron redoblado<br />

su afecto por él tras aquel detestable incidente. Una falange de<br />

pechos leales cerró filas a su alrededor. <strong>El</strong> malvado que, aunque<br />

preso y maniatado, se vanagloriaba de su intento y reclamaba su<br />

corona de mártir, habría muerto descuartizado de no haber mediado<br />

su víctima. Adrian, dando un paso al frente, lo protegió<br />

con su propio cuerpo y ordenó con vehemencia a sus seguidores<br />

que se sometieran a él. Fue entonces cuando aparecí yo.<br />

La disciplina y la paz regresaron al fin al castillo. Y entonces<br />

Adrian fue de casa en casa, de tropa en tropa, para serenar los<br />

ánimos de sus seguidores y recordarles su antigua obediencia.<br />

Pero el temor a una muerte inmediata seguía siendo intenso entre<br />

los supervivientes de la destrucción de un mundo. <strong>El</strong> horror ocasionado<br />

por el intento de asesinato había pasado y todas las miradas<br />

se volvían hacia París. Los <strong>hombre</strong>s necesitan hasta tal<br />

punto aferrarse a algo que son capaces de plantar las manos sobre<br />

una lanza envenenada. Eso era él, el impostor que, con el miedo<br />

al infierno por látigo, lobo hambriento, jugaba a conducir a<br />

un rebaño crédulo.<br />

Fue un momento de suspense que incluso vio peligrar la firmeza<br />

del amigo irreductible del <strong>hombre</strong>. Adrian pareció a punto<br />

454

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!