12.05.2013 Views

018-El último hombre-1 28/11/07 13:59 Página 1 - Cermi

018-El último hombre-1 28/11/07 13:59 Página 1 - Cermi

018-El último hombre-1 28/11/07 13:59 Página 1 - Cermi

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

<strong>018</strong>-<strong>El</strong> <strong>último</strong> <strong>hombre</strong>-1 <strong>28</strong>/<strong>11</strong>/<strong>07</strong> <strong>13</strong>:<strong>59</strong> <strong>Página</strong> <strong>13</strong>6<br />

Mary Shelley<br />

La felicidad es, en su grado máximo, hermana de la bondad.<br />

<strong>El</strong> sufrimiento y la amabilidad pueden ir de la mano, y a los escritores<br />

les encanta representar tal conjunción; existe una armonía<br />

enternecedora y humana en esa representación. Pero la felicidad<br />

perfecta es un atributo de los ángeles. Y quien la posee<br />

parece un ser angelical. Se ha dicho que el miedo es pariente de la<br />

religión, e incluso que la religión es su generadora, la que conduce<br />

a sus fieles a sacrificar víctimas humanas en sus altares. Pero la<br />

religión que nace de la felicidad es de una clase mejor: la religión<br />

que nos hace exclamar fervorosos agradecimientos y nos hace derramar<br />

el excedente del alma ante el creador de nuestro ser; la<br />

que es progenitora de la imaginación y alimento de su poesía; la<br />

que otorga una inteligencia benévola a los mecanismos visibles<br />

del mundo y convierte la tierra en un templo cuyo pináculo es el<br />

cielo; esa felicidad, esa bondad y esa religión habitaban en la<br />

mente de Perdita.<br />

Durante los cinco años que habíamos pasado juntos, en la comunión<br />

de nuestra dicha, la suerte que había tenido en la vida era<br />

tema recurrente de conversación para mi hermana. La costumbre<br />

y el afecto natural la llevaban a preferirme a mí, más que a<br />

Adrian o a Idris, como interlocutor en aquellas muestras desbordantes<br />

de alegría. Tal vez, aunque en apariencia fuéramos tan<br />

distintos, algún punto secreto de similitud, consecuencia de la<br />

consanguinidad, inducía su preferencia. Con frecuencia, cuando<br />

anochecía, paseaba con ella por los senderos umbríos del bosque,<br />

y la escuchaba alegre y comprensivo. La seguridad confería dignidad<br />

a sus pasiones, la certeza de una correspondencia plena no<br />

dejaba lugar en ella para deseos insatisfechos. <strong>El</strong> nacimiento de<br />

su hija, reproducción exacta de Raymond, supuso el colmo de su<br />

dicha y creó un vínculo sagrado e indisoluble entre ellos. A veces<br />

se sentía orgullosa de que la hubiera preferido a ella a las esperanzas<br />

de una corona. En ocasiones recordaba que había experimentado<br />

gran angustia cuando él se mostró vacilante en su elección.<br />

Pero el recuerdo de aquella desazón no hacía sino subrayar<br />

su alegría presente. Lo que había obtenido con esfuerzo le resultaba,<br />

una vez alcanzado, doblemente encomiable. Lo observaba<br />

desde lejos con el mismo arrobamiento («Oh, no, con un arroba-<br />

<strong>13</strong>6

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!