12.05.2013 Views

018-El último hombre-1 28/11/07 13:59 Página 1 - Cermi

018-El último hombre-1 28/11/07 13:59 Página 1 - Cermi

018-El último hombre-1 28/11/07 13:59 Página 1 - Cermi

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

<strong>018</strong>-<strong>El</strong> <strong>último</strong> <strong>hombre</strong>-1 <strong>28</strong>/<strong>11</strong>/<strong>07</strong> <strong>13</strong>:<strong>59</strong> <strong>Página</strong> 172<br />

Mary Shelley<br />

testigos –se arrancó del pecho la estrella, insignia de su cargo, y<br />

la arrojó sobre la mesa–. Renuncio a mi cargo, abdico de mi poder...<br />

¡Que lo asuma quien quiera!<br />

–Deja que lo asuma –declaró Adrian– aquél que se pronuncie<br />

superior a ti o aquél a quien el mundo así lo pronuncie. No existe<br />

<strong>hombre</strong> en Inglaterra con semejante presunción. Conócete a ti<br />

mismo, Raymond, y tu indignación cesará, y tu complacencia regresará.<br />

Hace unos meses, cuando rezábamos por la prosperidad<br />

de nuestro país, de nosotros mismos, rezábamos al mismo tiempo<br />

por la vida y la salud del Protector, que estaba indisolublemente<br />

unido a aquélla. Dedicabas tus días a nuestro beneficio, tu<br />

ambición era obtener nuestra aprobación. Embellecías nuestras<br />

ciudades con edificios, nos entregabas establecimientos útiles,<br />

sembrabas nuestro suelo de fertilidad y abundancia. Los poderosos<br />

y los injustos se acobardaban ante los pasos de tu buen juicio,<br />

y los pobres y los oprimidos se alzaban como flores matutinas<br />

bajo el sol de tu protección. ¿Te sorprende que nos sintamos todos<br />

horrorizados y tristes al constatar que todo parece haber<br />

cambiado? Pero ven, este arrebato tuyo ya ha pasado. Retoma<br />

tus funciones. Tus partidarios lo celebrarán. Tus detractores<br />

guardarán silencio. Volveremos a manifestarte nuestro amor, honor<br />

y deber. Domínate a ti mismo, Raymond, y el mundo se someterá<br />

a ti.<br />

–Todo lo que dices sería muy sensato si lo hubieras dicho de<br />

otro –replicó Raymond–. Aplícate a ti mismo la lección, y tú, primer<br />

noble del país, podrás convertirte en soberano. Tú, el bueno,<br />

el sabio, el justo, gobernarás todos los corazones. Ahora me percato,<br />

demasiado pronto para mi propia felicidad, demasiado tarde<br />

para el bien de Inglaterra, de que asumí una tarea que me<br />

supera. No sé ni gobernarme a mí mismo. Me dominan mis pasiones,<br />

mi más pequeño impulso es mi tirano. ¿Crees que renunciaría<br />

al Protectorado, y he renunciado a él, en un arrebato de<br />

ira? Como hay Dios juro que no volveré a lucir esta insignia. No<br />

volveré a cargar sobre mis espaldas el peso de la preocupación y<br />

la desgracia de la que esa estrella es signo visible. En otro tiempo<br />

deseé ser rey. Fue en el cénit de mi juventud, en el orgullo de mi<br />

locura infantil. Me conocía cuando renuncié a serlo. Mi renuncia<br />

172

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!