12.05.2013 Views

018-El último hombre-1 28/11/07 13:59 Página 1 - Cermi

018-El último hombre-1 28/11/07 13:59 Página 1 - Cermi

018-El último hombre-1 28/11/07 13:59 Página 1 - Cermi

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

<strong>018</strong>-<strong>El</strong> <strong>último</strong> <strong>hombre</strong>-2 <strong>28</strong>/<strong>11</strong>/<strong>07</strong> <strong>11</strong>:58 <strong>Página</strong> 480<br />

Mary Shelley<br />

Pero, ¡oh, días de dicha! Días en que los ojos hablaban a los<br />

ojos y las voces, más dulces que la música de las ramas oscilantes<br />

de los pinos, que el murmullo sereno de los riachuelos, respondían<br />

a mi voz… ¡Oh, días desbordantes de beatitud, días de propicia<br />

compañía, días amados, perdidos, que no logro retener…!<br />

Pasad ante mí, y en vuestro recuerdo hacedme olvidar lo que soy.<br />

Contemplad mis ojos llorosos que empapan este papel insensible,<br />

contemplad mis gestos que se tuercen en lamentos de agonía apenas<br />

regresáis a mi memoria, ahora que, solo, mis lágrimas se vierten,<br />

mis labios tiemblan, mis gritos llenan el aire sin nadie que me<br />

vea, que me consuele, que me oiga. ¡Oh, días de dicha! Permitidme<br />

morar en vuestras dilatadas horas.<br />

Cuando el frío empezaba a recrudecerse, cruzamos los Alpes<br />

y llegamos a Italia. Cuando salía el sol desayunábamos, y con<br />

alegres comentarios o disquisiciones aprendidas expresábamos<br />

nuestras quejas. Vivíamos sin prisas, y aunque sin perder de vista<br />

la meta de nuestro viaje, no nos importaba el día exacto en que<br />

lo culminaríamos. Cuando al cielo asomaba la estrella vespertina<br />

y el sol anaranjado, por poniente, indicaba la posición de la tierra<br />

amada que habíamos abandonado para siempre, la conversación,<br />

que mantenía encadenados los pensamientos, hacía que las<br />

horas pasaran volando. ¡Ojalá hubiéramos vivido de ese modo<br />

por siempre jamás! ¿Qué importancia habría tenido para nuestros<br />

cuatro corazones, que eran las únicas fuentes de vida en todo<br />

el vasto mundo? Con respecto al sentimiento estrictamente individual,<br />

habríamos preferido permanecer unidos en esas circunstancias<br />

que, cada uno de nosotros perdido en un desierto populoso<br />

de gentes desconocidas, haber vagado sin compañía hasta el<br />

fin de la vida. Así tratábamos de consolarnos unos a otros, y así<br />

la verdadera filosofía nos enseñaba una lección.<br />

A Adrian y a mí nos llenaba de dicha atender a Clara, a la que<br />

habíamos nombrado pequeña reina del mundo y de la que nosotros<br />

éramos humildes servidores. Cuando llegábamos a alguna<br />

ciudad, nuestra primera misión consistía en escoger para ella la<br />

morada más noble. Después nos asegurábamos de que no quedaran<br />

restos siniestros de sus anteriores ocupantes, le buscábamos<br />

alimentos y velábamos por sus necesidades con asidua ternura.<br />

480

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!