12.05.2013 Views

018-El último hombre-1 28/11/07 13:59 Página 1 - Cermi

018-El último hombre-1 28/11/07 13:59 Página 1 - Cermi

018-El último hombre-1 28/11/07 13:59 Página 1 - Cermi

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

<strong>018</strong>-<strong>El</strong> <strong>último</strong> <strong>hombre</strong>-2 <strong>28</strong>/<strong>11</strong>/<strong>07</strong> <strong>11</strong>:58 <strong>Página</strong> 444<br />

Mary Shelley<br />

voces interrumpidas por un temor doloroso, de quienes veían<br />

y oían aquellas cosas. Entre ellos se contaba Adrian, que era<br />

consciente del engaño, y sin embargo no podía apartar de sí el<br />

creciente espanto que de él se apoderaba. Incluso los niños, ignorantes<br />

de todo, parecían, con sus gritos temerosos y sus convulsiones,<br />

certificar la presencia de poderes invisibles. Debíamos<br />

partir. Con el cambio de escenario, de ocupación, y gracias a la<br />

seguridad que esperábamos hallar, descubriríamos una cura para<br />

la combinación de tantos horrores.<br />

Al congregarnos todos descubrimos que nuestra compañía<br />

estaba formada por mil cuatrocientas almas, entre <strong>hombre</strong>s, mujeres<br />

y niños. Así, por el momento nuestro número no había disminuido,<br />

exceptuando las deserciones de quienes se habían unido<br />

al profeta-impostor y habían decidido quedarse en París. Unos<br />

cincuenta franceses se unieron a nosotros. No tardamos en planear<br />

un plan de marcha. Los malos resultados de la anterior división<br />

llevaron a Adrian a optar por mantener unidos a todos los<br />

emigrantes en un solo cuerpo. Cien <strong>hombre</strong>s encabezados por<br />

mí irían delante y actuarían de avanzadilla en busca de provisiones<br />

y lugares de reposo. Seguiríamos la Côte d’Or, que recorría<br />

Auxerre, Dijon, Dole y, atravesando la cordillera del Jura, llegaba<br />

a Ginebra. Mi misión debía consistir en detenerme cada diez<br />

millas en busca de alojamiento para tantas personas como creyera<br />

que cada localidad estaba en disposición de recibir. Allí dejaría<br />

a un mensajero con una orden escrita de mi puño y letra que especificaría<br />

cuántas personas podían pernoctar allí. <strong>El</strong> resto de<br />

nuestro grupo se dividió en bandas formadas por cincuenta individuos;<br />

dieciocho <strong>hombre</strong>s y el resto mujeres y niños. Cada una<br />

de ellas iba dirigida por un oficial que custodiaba la lista con los<br />

nombres de todos, que debía verificar diariamente. Si el grupo se<br />

separaba de noche, los que iban adelantados debían esperar a los<br />

rezagados. En todas las ciudades importantes arriba mencionadas,<br />

debíamos reunirnos todos, y un cónclave de los principales<br />

oficiales se reuniría para velar por el bienestar general. Como<br />

digo, yo partiría primero. Adrian sería el <strong>último</strong> en abandonar<br />

Versalles. Su madre, con Clara y Evelyn bajo su protección, también<br />

irían con él. Y así, una vez estipulado el orden a seguir, me<br />

444

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!