12.05.2013 Views

018-El último hombre-1 28/11/07 13:59 Página 1 - Cermi

018-El último hombre-1 28/11/07 13:59 Página 1 - Cermi

018-El último hombre-1 28/11/07 13:59 Página 1 - Cermi

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

<strong>018</strong>-<strong>El</strong> <strong>último</strong> <strong>hombre</strong>-2 <strong>28</strong>/<strong>11</strong>/<strong>07</strong> <strong>11</strong>:58 <strong>Página</strong> 463<br />

<strong>El</strong> <strong>último</strong> <strong>hombre</strong><br />

extinguido, sino que ha adoptado otras formas, y ya no se halla<br />

sujeta a nuestras percepciones. La muerte es un vasto portal, un<br />

ancho camino hacia la vida. Aceleremos el paso: no existamos<br />

más en esta muerte en vida y muramos, pues, para poder vivir.<br />

Habíamos deseado con todas nuestras fuerzas llegar a Dijon,<br />

pues desde el principio la habíamos considerado una especie de<br />

punto de inflexión en nuestro avance. Pero ahora nos adentrábamos<br />

en ella envueltos en un sopor más doloroso que un sufrimiento<br />

agudo. Lenta pero inexorablemente habíamos comprendido<br />

que nuestros mayores esfuerzos no bastarían para mantener<br />

con vida a un solo ser humano. Así, soltamos el timón al que tan<br />

largo tiempo nos habíamos aferrado y la barca frágil en la que<br />

flotábamos pareció, una vez libre de todo gobierno, apresurarse<br />

y encarar la proa hacia el oscuro abismo de las olas. Tras la pena,<br />

la profusión de lágrimas, los lamentos vanos, la ternura desbocada,<br />

el aferrarse apasionada pero infructuosamente a los pocos<br />

que quedaban, siguieron la languidez y la desolación.<br />

Durante nuestro desastroso viaje perdimos a todos aquellos<br />

con los que, aun sin ser de nuestra familia, nos sentíamos especialmente<br />

vinculados. No estaría bien convertir este relato en un<br />

mero catálogo de pérdidas, y sin embargo no me sustraigo a la<br />

necesidad de mencionar a los más queridos entre ellos: la pequeña<br />

a la que Adrian había rescatado del abandono más absoluto,<br />

durante nuestro paseo por Londres aquel 20 de noviembre, falleció<br />

en Auxerre. La pobre niña nos había tomado mucho cariño,<br />

y lo repentino de su muerte nos sumió en una tristeza aún mayor.<br />

Por la mañana la habíamos visto aparentemente saludable, y esa<br />

misma noche, Lucy, antes de que nos retiráramos a descansar, visitó<br />

nuestros aposentos para informarnos de que había muerto.<br />

La pobre Lucy apenas le sobrevivió hasta nuestra llegada a Dijon.<br />

Se había entregado en cuerpo y alma al cuidado de los enfermos<br />

y los desamparados. Su cansancio excesivo le causó unas fiebres<br />

lentas que culminaron en la temida enfermedad, cuyo ataque no<br />

tardó en librarla de sus sufrimientos. Sus dones y su entereza ante<br />

sus muchas adversidades nos habían llevado a adorarla. Cuando<br />

la enterramos nos pareció que también decíamos adiós a todas<br />

las virtudes femeninas que tanto destacaban en ella. Iletrada y<br />

463

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!