12.05.2013 Views

018-El último hombre-1 28/11/07 13:59 Página 1 - Cermi

018-El último hombre-1 28/11/07 13:59 Página 1 - Cermi

018-El último hombre-1 28/11/07 13:59 Página 1 - Cermi

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

<strong>018</strong>-<strong>El</strong> <strong>último</strong> <strong>hombre</strong>-1 <strong>28</strong>/<strong>11</strong>/<strong>07</strong> <strong>13</strong>:<strong>59</strong> <strong>Página</strong> 79<br />

<strong>El</strong> <strong>último</strong> <strong>hombre</strong><br />

manejan nuestra voluntad, como las nubes que avanzan todas en<br />

la misma dirección. Pero cuando surge una tormenta en forma de<br />

amor, odio o ambición, el engranaje gira en sentido contrario e<br />

impulsa triunfante el aire que lo empuja.<br />

–Y sin embargo –repliqué– la naturaleza siempre aparece ante<br />

nuestros ojos con un aspecto pasivo, mientras que en el <strong>hombre</strong><br />

se da un principio activo capaz de gobernar la fortuna y, al menos,<br />

de resistir la galerna, hasta que de algún modo logra vencerla.<br />

–Hay más de plausible que de cierto en tu distinción –observó<br />

mi acompañante–. ¿Acaso nos formamos a nosotros mismos, escogiendo<br />

nuestras disposiciones y nuestros poderes? Yo, por<br />

ejemplo, me siento como un instrumento, con sus cuerdas y sus<br />

trastes, pero sin el poder de girar las clavijas o de adaptar mis<br />

pensamientos a una clave más alta o más baja.<br />

–Tal vez otros <strong>hombre</strong>s –apunté– sean mejores músicos.<br />

–No hablo de los demás, sino de mí, y soy tan buen ejemplo<br />

como cualquier otro. No puedo acoplar mi corazón a una melodía<br />

determinada ni aplicar cambios deliberados a mi voluntad.<br />

Nacemos. No escogemos a nuestros padres ni nuestra posición social.<br />

Nos educan otras personas o las circunstancias del mundo, y<br />

esa formación, al combinarse con nuestra disposición innata, es el<br />

suelo en el que crecen nuestros deseos, pasiones y motivos.<br />

–Hay mucha razón en lo que dices –admití–. Y sin embargo<br />

nadie actúa según esa teoría. ¿Quién, al tomar una decisión, dice:<br />

«Así lo escojo porque lo necesito»? ¿Acaso, por el contrario, no<br />

siente en su interior un libre albedrío que, aunque pueda considerarse<br />

falaz, lo mueve a actuar mientras toma la decisión?<br />

–Exacto –dijo Raymond–, otro eslabón de la cadena. Si yo<br />

fuera ahora a cometer un acto que aniquilara mis esperanzas, que<br />

apartara el manto real de mis miembros mortales para vestirlo<br />

con las fibras más vulgares, ¿crees tú que actuaría movido por mi<br />

libre albedrío?<br />

Mientras así conversábamos, percibí que no nos dirigíamos a<br />

Windsor por el camino habitual, sino a través de Englefield Green,<br />

en dirección a Bishopgate Heath. Empecé a sospechar que<br />

Idris no era el objeto de nuestro viaje, sino que me llevaba a pre-<br />

79

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!