12.05.2013 Views

018-El último hombre-1 28/11/07 13:59 Página 1 - Cermi

018-El último hombre-1 28/11/07 13:59 Página 1 - Cermi

018-El último hombre-1 28/11/07 13:59 Página 1 - Cermi

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

<strong>018</strong>-<strong>El</strong> <strong>último</strong> <strong>hombre</strong>-2 <strong>28</strong>/<strong>11</strong>/<strong>07</strong> <strong>11</strong>:58 <strong>Página</strong> 473<br />

Capítulo VIII<br />

Habíamos llegado a Suiza, por el momento la etapa final y la meta<br />

de nuestros esfuerzos. No sé por qué, pero habíamos visto con<br />

esperanza y placentera expectativa su congregación de montes y<br />

cumbres nevadas y habíamos abierto nuestros corazones con ánimo<br />

renovado al viento del norte, que incluso en pleno verano soplaba<br />

desde un glaciar cubierto de frío. Mas, ¿cómo podíamos albergar<br />

esperanzas de alivio? Como nuestra Inglaterra natal y la<br />

vasta extensión de la fértil Francia, aquella tierra cercada por<br />

montañas se hallaba desierta de habitantes. Si ni las desoladas<br />

cumbres de sus montañas, ni los riachuelos nacidos del deshielo,<br />

ni el biz, ese viento del norte cargado de frío, ni el trueno, domador<br />

de contagios, los había mantenido con vida a ellos, ¿cómo<br />

íbamos a pedir nosotros la exención?<br />

¿Y quién, además, quedaban por salvar? ¿Qué tropa seguía en<br />

condiciones de resistir y combatir al conquistador? No éramos<br />

más que un precario residuo que aguardaba, sumiso, el golpe inminente.<br />

Un carruaje medio muerto ya por temor a la muerte,<br />

una tripulación desesperada, rendida, casi imprudente que, montada<br />

en el tablón de la vida, a la deriva, había olvidado el timón<br />

y se resignaba a la fuerza destructiva de los vientos. Así como las<br />

pocas mazorcas de un vasto campo que el granjero olvida cosechar<br />

son abatidas al poco por una tormenta invernal; así como<br />

unas pocas golondrinas, rezagadas de la bandada que, al sentir el<br />

primer aliento del otoño, emigra a climas más benignos, caen al<br />

suelo ante el primer embate helado de noviembre; así como la<br />

oveja perdida que vaga por la ladera de la colina, azotada por el<br />

aguanieve mientras el resto del rebaño se halla en el aprisco, muere<br />

antes del amanecer; así como una nube, igual a las muchas que<br />

cubren el cielo impenetrable, no acude a la llamada de su pastor,<br />

473

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!