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018-El último hombre-1 28/11/07 13:59 Página 1 - Cermi

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<strong>018</strong>-<strong>El</strong> <strong>último</strong> <strong>hombre</strong>-1 <strong>28</strong>/<strong>11</strong>/<strong>07</strong> <strong>13</strong>:<strong>59</strong> <strong>Página</strong> 45<br />

<strong>El</strong> <strong>último</strong> <strong>hombre</strong><br />

sobre ellas, por el exceso de las emociones que despertaban en su<br />

corazón.<br />

Adrian llevaba el alma pintada en el semblante, y el ocultamiento<br />

y el engaño se hallaban en los antípodas de la atrevida<br />

franqueza de su disposición. Evadne le pidió que no revelara a su<br />

madre el relato de sus amores y, tras cierta discusión, él se lo concedió.<br />

Mas la concesión fue en vano, pues su modo de proceder<br />

reveló el secreto a ojos de la reina. Con la cautela que la caracterizaba,<br />

no comentó nada sobre su descubrimiento, pero se apresuró<br />

a apartar a su hijo de la esfera de la bella griega. Lo envió a<br />

Cumbria. Con todo, lo que sí lograron ocultarle fue la intención,<br />

promovida por Evadne, de intercambiar correspondencia. Así, la<br />

ausencia de Adrian, concebida con la idea de separarlos, sirvió<br />

para estrechar más sus lazos. A mí me hablaba sin cesar de su<br />

amada jonia. Su país, sus antiguas hazañas, sus recientes luchas<br />

memorables, todo participaba de su gloria y excelencia. Él había<br />

aceptado separarse de ella, pues ella le había ordenado tal aceptación<br />

pero bajo su influencia del mismo modo hubiera proclamado<br />

su unión ante toda Inglaterra y hubiera resistido, con constancia<br />

inquebrantable, la oposición de su madre. La prudencia<br />

femenina de Evadne percibía la inutilidad de cualquier decisión<br />

que pudiera tomar Adrian, al menos hasta que algunos años más<br />

añadieran peso a su poder. Tal vez la acechara también cierto desagrado<br />

ante la idea de comprometerse con alguien a quien no<br />

amaba; a quien no amaba, al menos, con el entusiasmo apasionado<br />

que su corazón le decía que tal vez llegara a sentir por otro<br />

<strong>hombre</strong>. Él acató sus restricciones y aceptó pasar un año exiliado<br />

en Cumbria.<br />

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