12.05.2013 Views

018-El último hombre-1 28/11/07 13:59 Página 1 - Cermi

018-El último hombre-1 28/11/07 13:59 Página 1 - Cermi

018-El último hombre-1 28/11/07 13:59 Página 1 - Cermi

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

<strong>018</strong>-<strong>El</strong> <strong>último</strong> <strong>hombre</strong>-1 <strong>28</strong>/<strong>11</strong>/<strong>07</strong> <strong>13</strong>:<strong>59</strong> <strong>Página</strong> 168<br />

Mary Shelley<br />

prominente de su carácter y conquistaban al conquistador, reteniéndolo<br />

en el momento mismo en que había de alcanzar su objetivo,<br />

retirándole la red de su ambición, haciéndole olvidar el esfuerzo<br />

de semanas por culpa de un momento de indulgencia, de<br />

entrega al nuevo objeto de sus deseos. Obedeciendo a esos impulsos<br />

se había casado con Perdita; alimentándose de ellos, se había<br />

visto convertido en amante de Evadne. Y ahora las había perdido<br />

a las dos. Carecía del consuelo que proporciona la renuncia<br />

asumida y que nace de la constancia, y también de la sensación<br />

voluptuosa de entrega a la pasión prohibida pero embriagadora.<br />

Su corazón había quedado exhausto tras los recientes acontecimientos,<br />

y sentía destruido su goce de la vida por el resentimiento<br />

de Perdita y la huida de Evadne. La inflexibilidad de aquélla<br />

grabó el <strong>último</strong> sello sobre la aniquilación de sus esperanzas.<br />

Mientras su desunión se había mantenido en secreto, albergaba el<br />

sueño de despertar de nuevo la antigua ternura en su pecho. Pero<br />

ahora que todos estábamos al corriente de lo sucedido y de que<br />

Perdita, tras declarar sus intenciones a otros, en cierto modo se<br />

comprometía a mantenerlas, renunció a la idea de la reconciliación<br />

y persiguió sólo –ya que era incapaz de persuadirla para que<br />

cambiara– conformarse con el mantenimiento de aquel estado de<br />

cosas. Hizo votos contra el amor y su sucesión de luchas, desengaños<br />

y remordimientos, y en el mero goce sensual buscó el remedio<br />

a los caminos injuriosos de la pasión.<br />

<strong>El</strong> embrutecimiento del carácter es la consecuencia de tales tendencias.<br />

Y sin embargo, en su caso no habría sobresalido con tanta<br />

inmediatez si Raymond hubiera seguido aplicándose en la ejecución<br />

de sus planes para el beneficio público y en cumplimiento de<br />

sus deberes de Protector. Pero, extremo en todo, entregado a las impresiones<br />

más inmediatas, se zambulló con ahínco en su nueva búsqueda<br />

de placeres y se entregó a las incongruentes intimidades ocasionadas<br />

por ella sin previsión ni reflexión alguna. La cámara del<br />

consejo quedó desierta; las multitudes que acudían a él en tanto<br />

que agentes de sus varios proyectos eran ignoradas. Las fiestas, e<br />

incluso el libertinaje, estaban a la orden del día.<br />

Perdita asistía con espanto al creciente desorden. Durante un<br />

tiempo le pareció que podría detener el torrente, que Raymond<br />

168

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!