12.05.2013 Views

018-El último hombre-1 28/11/07 13:59 Página 1 - Cermi

018-El último hombre-1 28/11/07 13:59 Página 1 - Cermi

018-El último hombre-1 28/11/07 13:59 Página 1 - Cermi

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

<strong>018</strong>-<strong>El</strong> <strong>último</strong> <strong>hombre</strong>-1 <strong>28</strong>/<strong>11</strong>/<strong>07</strong> <strong>13</strong>:<strong>59</strong> <strong>Página</strong> <strong>13</strong>2<br />

Mary Shelley<br />

aunque su alegría no estuviera exenta del correspondiente pesar.<br />

<strong>El</strong> nombre de Perdita iba siempre unido al suyo. Su felicidad<br />

conyugal la celebraba incluso el testimonio auténtico de los hechos.<br />

Estaban siempre juntos, y la desdichada Evadne no podía<br />

leer el nombre de Raymond sin que simultáneamente se le presentara<br />

la imagen de ella, compañera fiel de todos sus esfuerzos<br />

y placeres. <strong>El</strong>los, «Sus Excelencias», aparecían en todas las líneas<br />

que leían, conformando una pócima maligna que envenenaba<br />

su sangre.<br />

Fue precisamente en el periódico donde halló la convocatoria<br />

del concurso para la Galería Nacional. Combinando su gusto<br />

personal con el recuerdo de los edificios que había admirado en<br />

Levante, y gracias a su esfuerzo creador, que los dotó de unidad<br />

de diseño, ejecutó los planos que había hecho llegar al Protector.<br />

Se regocijaba en la idea de proporcionar, desconocida y olvidada,<br />

un beneficio al <strong>hombre</strong> a quien amaba. Y con entusiasmo y orgullo<br />

aguardaba impaciente la construcción de una obra suya<br />

que, inmortalizada en piedra, pasaría a la posteridad unida al<br />

nombre de Raymond. Aguardó inquieta a que regresara el mensajero<br />

que había enviado a palacio. Escuchó con avidez el relato<br />

que éste le refirió de todas y cada una de las palabras del Protector,<br />

de cada uno de sus gestos. Se sentía dichosa comunicándose<br />

así con su amado, aunque él no supiera a quién enviaba sus instrucciones.<br />

<strong>El</strong> propio boceto se convirtió para ella en un objeto<br />

estimadísimo. Él lo había visto y lo había ensalzado. Y luego ella<br />

lo retocó, y cada trazo de su lápiz era como el acorde de una música<br />

encantada, que le hablaba de la idea de erigir un templo para<br />

celebrar la emoción más profunda y más impronunciable de su<br />

alma. En aquellas meditaciones se hallaba cuando la voz de Raymond<br />

llegó por sorpresa hasta sus oídos, aquella voz que, una vez<br />

percibida, no podía olvidarse. Dominando el torrente de sentimientos<br />

que la atenazaban, le dio la bienvenida con sosegada<br />

amabilidad.<br />

Su orgullo y su ternura libraban una batalla que acabó en tablas.<br />

Aceptaría ver a Raymond porque el destino lo había guiado<br />

hasta ella y porque su propia constancia y devoción merecían su<br />

amistad. Pero sus derechos respecto a él y el mantenimiento de<br />

<strong>13</strong>2

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!