12.05.2013 Views

018-El último hombre-1 28/11/07 13:59 Página 1 - Cermi

018-El último hombre-1 28/11/07 13:59 Página 1 - Cermi

018-El último hombre-1 28/11/07 13:59 Página 1 - Cermi

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

<strong>018</strong>-<strong>El</strong> <strong>último</strong> <strong>hombre</strong>-2 <strong>28</strong>/<strong>11</strong>/<strong>07</strong> <strong>11</strong>:58 <strong>Página</strong> 324<br />

Mary Shelley<br />

orden de que me informara de cualquier cambio que se produjera<br />

en su estado.<br />

Acto seguido fui a ver a mi esposa. De camino, intentaba buscar<br />

alguna excusa que me permitiera justificar que ese día me quedaría<br />

en el castillo, y trataba de disipar el gesto de preocupación<br />

de mi semblante. Por suerte Idris no se encontraba sola. Merrival<br />

la acompañaba. <strong>El</strong> astrónomo se hallaba demasiado absorto en<br />

sus ideas sobre la humanidad como para preocuparse por las bajas<br />

del día, y vivía rodeado por la enfermedad sin ser consciente de<br />

su existencia. Aquel pobre <strong>hombre</strong>, tan instruido como Laplace,<br />

ingenuo y despreocupado como un niño, había estado varias veces<br />

a punto de morir de hambre, él, su pálida esposa y sus numerosos<br />

hijos, aunque nunca tenía apetito ni daba muestras de alterarse.<br />

Sus teorías astronómicas lo absorbían por completo: anotaba sus<br />

cálculos con carbón en las paredes de su desván. No sentía remordimiento<br />

alguno al cambiar una guinea ganada con esfuerzo,<br />

o alguna prenda de ropa, por un libro. No oía llorar a sus hijos ni<br />

se fijaba en el cuerpo deformado de su esposa y el exceso de desgracias<br />

equivalía, para él, a una noche nublada en la que habría<br />

dado el brazo derecho por poder observar los fenómenos celestes.<br />

Su esposa era una de esas criaturas maravillosas, que sólo se dan<br />

entre el género femenino, cuyos afectos no disminuyen con las<br />

desgracias. Su mente se repartía entre un amor ilimitado por su esposo<br />

y una ternura angustiada por sus hijos: atendía a Merrival,<br />

trabajaba para todos ellos y jamás se lamentaba, aunque tantas<br />

atenciones hacían de su vida un sueño largo y melancólico.<br />

Él se había dado a conocer a Adrian cuando éste, en una ocasión,<br />

había solicitado observar a través de su telescopio algunos<br />

movimientos planetarios. Mi amigo detectó al momento su pobreza<br />

y puso los medios para aliviarla. <strong>El</strong> astrónomo nos daba a<br />

menudo las gracias por los libros que le prestábamos o por permitirle<br />

el uso de nuestros instrumentos, pero jamás nos hablaba<br />

de los cambios en su hogar ni en sus circunstancias cotidianas. Su<br />

esposa nos aseguraba que no había observado más diferencia que<br />

la relativa a los niños, que ya no ocupaban su estudio y a los que,<br />

para infinita sorpresa de aquella mujer, echaba de menos, pues<br />

aseguraba que todo le parecía demasiado silencioso.<br />

324

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!