12.05.2013 Views

018-El último hombre-1 28/11/07 13:59 Página 1 - Cermi

018-El último hombre-1 28/11/07 13:59 Página 1 - Cermi

018-El último hombre-1 28/11/07 13:59 Página 1 - Cermi

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

<strong>018</strong>-<strong>El</strong> <strong>último</strong> <strong>hombre</strong>-1 <strong>28</strong>/<strong>11</strong>/<strong>07</strong> <strong>13</strong>:<strong>59</strong> <strong>Página</strong> 142<br />

Mary Shelley<br />

aun así tal vez he obrado mal. Mi amor por ti se mantiene inviolado.<br />

Perdita negó con la cabeza, vacilante.<br />

–No puede ser –dijo–. Sé que no es así. Tú quieres engañarme,<br />

pero yo no me dejaré engañar. Te he perdido, me he perdido, he<br />

perdido mi vida.<br />

–¿No me crees? –le preguntó Raymond, altivo.<br />

–Para creerte –exclamó ella–, renunciaría a todo y moriría feliz,<br />

para sentir, después de muerta, que lo que dices es cierto. Pero<br />

no puede ser.<br />

–Perdita –prosiguió Raymond–. No ves el precipicio frente al<br />

que te hallas. Tal vez creas que no accedí a la línea de conducta<br />

que he seguido recientemente sin vacilaciones ni dolor. Sabía que<br />

era posible que despertara tus sospechas. Pero confiaba en que mi<br />

sola palabra bastara para disiparlas. Construí mi esperanza sobre<br />

tu confianza. ¿Crees que aceptaré ser interrogado y que mis respuestas<br />

se rechacen sin más? ¿Crees que aceptaré que se sospeche<br />

de mí, que tal vez se me vigile, que se me someta a escrutinio y<br />

que se desconfíe de mi testimonio? Todavía no he caído tan bajo.<br />

Mi honor no está aún tan manchado. Tú me has amado. Yo te he<br />

adorado. Pero todos los sentimientos humanos llegan a su fin.<br />

Dejemos que expire nuestro afecto, pero no consintamos en convertirlo<br />

en desconfianza y recriminación. Hasta ahora hemos<br />

sido amigos, amantes; no nos convirtamos en enemigos, en espías<br />

mutuos. No puedo vivir siendo objeto de sospecha, y tú no puedes<br />

creerme. ¡Separémonos entonces!<br />

–¡Exacto! –exclamó Perdita–. ¡Sabía que acabaría así! ¿Acaso<br />

ya no estamos separados? ¿Acaso entre nosotros no se abre un<br />

río tan ancho como el mar, tan hondo como una sima?<br />

Raymond se puso en pie y, con voz entrecortada, los rasgos<br />

tensos, el gesto sereno, como el del aire antes de un temblor de<br />

tierra, respondió:<br />

–Me alegro de que te tomes mi decisión tan filosóficamente.<br />

Sin duda representarás admirablemente el papel de esposa ultrajada.<br />

A veces te asaltará la sensación de que te has equivocado<br />

conmigo, pero la condolencia de tus familiares, la lástima del<br />

mundo, el bienestar que la conciencia de tu propia inocencia in-<br />

142

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!