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El Enigma y el Misterio: Una Filosofía de la Religión

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l o a b s o l u t o e n p e r s p e c t i v a h u m a n aen principio, todos. Lo <strong>de</strong>cía <strong>el</strong> texto básico dionisiano: «es necesarioafirmar <strong>de</strong> Él todas <strong>la</strong>s afirmaciones <strong>de</strong> todos los entes, como causa quees <strong>de</strong> todos». Es también lo que sugiere <strong>la</strong> <strong>de</strong>nominación recíproca <strong>el</strong>aboradapor <strong>el</strong> ingenio <strong>de</strong> Nicolás <strong>de</strong> Cusa: Deus, «complicatio mundi»;mundus, «explicatio Dei». Algo muy afín, en todo caso, con <strong>la</strong> r<strong>el</strong>ación«Creador/creaturas», inducida por <strong>la</strong> concepción monoteísta hebrea. Lareducción d<strong>el</strong> mundo a <strong>la</strong> condición <strong>de</strong> «creatura» es, corr<strong>el</strong>ativamente,postu<strong>la</strong>ción <strong>de</strong> «Dios» como sólo cognoscible en y <strong>de</strong>s<strong>de</strong> <strong>el</strong> mundo(como su Creador).Lo cual pi<strong>de</strong> inseparablemente incorporar a esta «lógica sui generis»<strong>la</strong> otra cara <strong>de</strong> <strong>la</strong> medal<strong>la</strong>: «Dios» es todo, pero <strong>de</strong> otra manera. O, conmás rigor, no es nada <strong>de</strong> lo que en primera instancia «es» para <strong>la</strong> capacidadcognitiva y lingüística humana. Pero entendiendo que tal negaciónno <strong>de</strong>struye simplemente lo afirmado; que <strong>la</strong> atribución y <strong>la</strong> negación<strong>de</strong> ese «todo» no <strong>de</strong>jan ante un puro vacío, sino remiten al <strong>Misterio</strong>absoluto en <strong>el</strong> que todo se funda.La situación lingüística que sugiero pue<strong>de</strong> exasperar al amante <strong>de</strong> loc<strong>la</strong>ro y distinto. ¿Se dice, finalmente, algo al <strong>de</strong>cir: «Dios es sólo ‘algo’<strong>de</strong>nominable en <strong>la</strong> convergencia <strong>de</strong> <strong>la</strong> afirmación <strong>de</strong> todo lo para nosotroscognoscible y <strong>de</strong> su negación»? ¿O, <strong>de</strong> otra manera, «Dios es comotodo lo que concebimos, pero propiamente no como lo concebimos;sino como lo que sería algo —para nosotros ya inconcebible— don<strong>de</strong>se conciliaran <strong>la</strong> afirmación y <strong>la</strong> negación que hacemos?». Apenas es disimu<strong>la</strong>bl<strong>el</strong>a oscuridad <strong>de</strong> <strong>la</strong> propuesta y no es aventurado augurar quepara no pocos resultará inviable. Pero, quizá, incluso quien <strong>la</strong> rechacepor inaceptable pueda llegar al menos a conce<strong>de</strong>r que, <strong>de</strong> ser viable y novacía, habría resu<strong>el</strong>to parte d<strong>el</strong> problema que vengo tratando: <strong>la</strong> parter<strong>el</strong>ativa a <strong>la</strong> referencia. Ya que «eso» que así resulta indicado, por másimpreciso que que<strong>de</strong> en cuanto al contenido semántico, es un puntoúnico, no equívoco como término <strong>de</strong> posible referencia. (Pero sobreesto volveré más ad<strong>el</strong>ante, al presentar mi propia hipótesis.)Fácilmente habrán venido a <strong>la</strong> mente <strong>de</strong> quien vaya siguiendomi discurso evocaciones varias <strong>de</strong> pasajes <strong>de</strong> <strong>la</strong> literatura r<strong>el</strong>igiosa <strong>de</strong>Oriente. En efecto, en <strong>la</strong>s Upanishads y en diversos textos budistas, asícomo en <strong>el</strong> Tao-Te-Ching, <strong>la</strong> paradoja se acentúa y sobrecarga hastaformas que a nuestra mentalidad resultan barrocas. Es éste <strong>el</strong> punto enque más vecindad cabe encontrar entre todas <strong>la</strong>s r<strong>el</strong>igiosida<strong>de</strong>s postaxiales.Hay que admitir que es más propio y congenial —por <strong>el</strong>lo,más central y visible— en <strong>la</strong> r<strong>el</strong>igiosidad mística. Pero ya se ve que noes ajeno a <strong>la</strong> r<strong>el</strong>igiosidad profética. Lo cual confirma —si alguien lonecesitaba— que «Dios» en <strong>el</strong> genuino monoteísmo no es homólogocon los «dioses» d<strong>el</strong> politeísmo (un universo <strong>de</strong> símbolos hierofánicos),405

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