12.07.2015 Views

El Enigma y el Misterio: Una Filosofía de la Religión

El Enigma y el Misterio: Una Filosofía de la Religión

El Enigma y el Misterio: Una Filosofía de la Religión

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

« d i o s » : p r i v i l e g i o s i m b ó l i c o d e l a m o r p e r s o n a lda con otra posible, a primera vista más obvia. Es más conocida esta otraexpresión <strong>de</strong> Ricoeur: le symbole donne à penser 15 ; más conocida, máscitada y con <strong>la</strong> que se está más ampliamente <strong>de</strong> acuerdo. Agrada en <strong>el</strong><strong>la</strong>,sin duda, <strong>la</strong> respetuosa distancia que establece entre <strong>la</strong> vivencia simbólicay <strong>la</strong> reflexión filosófica, sin confundir sus terrenos propios —algo queya valoré al presentar en <strong>el</strong> capítulo sexto <strong>la</strong> posible aportación d<strong>el</strong> autora <strong>la</strong> filosofía <strong>de</strong> <strong>la</strong> r<strong>el</strong>igión hecha en <strong>el</strong> espíritu d<strong>el</strong> «i<strong>de</strong>alismo <strong>de</strong> <strong>la</strong> libertad»—.La ulterior concesión (que ahora comento) <strong>de</strong> una «pretensión<strong>de</strong> verdad» a ciertas proferencias metafóricas no anu<strong>la</strong> esa distancia;aunque, ciertamente, va más lejos d<strong>el</strong> simple «dar que pensar».Se trata, <strong>de</strong> entrada, <strong>de</strong> un rasgo que <strong>el</strong> «pensamiento» <strong>de</strong>scubre en<strong>el</strong> lenguaje metafórico; pero ya <strong>el</strong> hecho <strong>de</strong> <strong>de</strong>scubrirlo muestra unasensibilidad en <strong>el</strong> pensamiento que lo hace; quizá es dar r<strong>el</strong>evancia, sinnegar <strong>la</strong>s distancias y <strong>la</strong>s diferencias, a una más básica homogeneidad. <strong>El</strong>asunto <strong>de</strong> <strong>la</strong> «verdad» nos afecta siempre, en todo género <strong>de</strong> lenguaje:nunca nos <strong>de</strong>senten<strong>de</strong>mos d<strong>el</strong> todo d<strong>el</strong> canon que establece lo real. Y,por otra parte, nunca es <strong>la</strong> verdad simple y pacífica posesión. Siemprees <strong>de</strong> entrada pretensión y siempre hay, por tanto, en nuestros asertosun obligado paso <strong>de</strong> aceptación; sin duda con diferencias: <strong>la</strong> aceptación,a veces muy obvia, otras es sólo alcanzable con un gran apoyo en <strong>la</strong>subjetividad.Esa situación epistemológica nos <strong>de</strong>ja en todo caso a los humanosnecesitados <strong>de</strong> ap<strong>el</strong>ar a <strong>la</strong> «interpretación»: que viene a ser <strong>la</strong> hu<strong>el</strong><strong>la</strong> d<strong>el</strong>a in<strong>el</strong>udible presencia <strong>de</strong> <strong>la</strong> subjetividad, en un grado u otro. Así como,<strong>de</strong>s<strong>de</strong> <strong>el</strong> ángulo inverso, es testigo <strong>de</strong> lo paradójico <strong>de</strong> nuestra r<strong>el</strong>acióncognitiva a lo que l<strong>la</strong>mamos lo «real». Siendo esto lo más in<strong>el</strong>udible, ensí y en su generalidad, como canon <strong>de</strong> nuestro conocer —porque, previamente,es lo que nos constituye a cada sujeto y al «mundo» en <strong>el</strong> quevivimos—, en una cultura que ha pasado por <strong>la</strong> crítica no es algo simplementedado en cada una <strong>de</strong> sus concreciones; menos aún algo con loque podamos cotejar nuestros asertos, pues lo encontraremos siempreya mediado por nuestras estructuras. Para una epistemología madura,todo lo que logramos cognitivamente los humanos son interpretacionesmás o menos fiables <strong>de</strong> «lo real»; a <strong>la</strong>s que asentimos en nuestros asertosen tanto que aceptamos por justa, con uno u otro grado <strong>de</strong> fuerza, <strong>la</strong>pretensión que siempre nos mueve <strong>de</strong> alcanzar lo real 16 .15. Aparece quizá por primera vez en Finitud y culpabilidad, cit., p. 12. Es oportunoobservar que si «pensar» no es «conocer», tampoco es algo d<strong>el</strong> todo ajeno: es p<strong>la</strong>ntearsepon<strong>de</strong>rativamente hipotéticos asertos <strong>de</strong> pretensión cognitiva, por los que <strong>de</strong> momentono cabe <strong>de</strong>cidirse.16. Esta concepción «interpretacionista» d<strong>el</strong> conocer es <strong>la</strong> que <strong>de</strong>sarrollé ya en miMetafísica fundamental (1969, caps. 13-15), como recordé en <strong>el</strong> capítulo anterior (7.3.2.2453

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!