Universidad de Chile Facultad de Derecho Departamento Derecho ...

hace recaer en el predio de 111,2 hectáreas, que se señala, bajo el rol de contribuciones que se indica,
dejándose consignado que equivale a 76,5 hectáreas; la cesión se hace en forma determinada, ya que se
precisa con los deslindes correspondientes lo que se cede, que son los que se señalan.
De los documentos referidos, se puede dar por establecido:
a) Con fecha 12 de Agosto de 1981, los señalados y la cedente, ésta en representación de todos sus
hijos menores, esto es, vendieron el 68,5% de sus derechos en la herencia quedada a la muerte del
padre y marido de aquellos, el causante, al demandado que se señala.
b) Con fecha 6 de mayo de 1996 la cedente, y las personas individualizadas cedieron a los demandantes
el derecho real de herencia que les corresponde en la sucesión del causante. En el documento se
consigna que todos los anteriores, cedentes y cesionarios son dueños en común del predio nominado
Parcela número 3, de 111,2 hectáreas y del sitio número 1 del Proyecto de Parcelación que se indica, de
5.000 metros cuadrados, lo que adquirieron por sucesión por causa de muerte del cónyuge y padre, el
causante, cuya posesión efectiva se encuentra inscrita en el Registro de Propiedad del Conservador de
Bienes Raíces del año 1996, y la inscripción especial de herencia en el mismo registro del año 1996.
De los hechos antes establecidos viene a resultar que los indicados y la cedente, más sus hijos menores
a la sazón que ella representó, esto es, los individualizados, incluidos los actores, ya enajenaron sus
derechos hereditarios (el 68,5%) el 12 de agosto del año 1981, aconteciendo que con fecha 6 de mayo
de 1996 vuelven a enajenar (el 100%) esos mismos derechos, doña la cedente, y las personas señaladas.
Este contrato debe reputarse válido, puesto que no ha sido declarado nulo, y la demandante no ha
pedido esto. En consecuencia, los cedentes han transferido sus derechos hereditarios en la sucesión del
causante y los cesionarios los han adquirido. De lo cual se sigue que los actores cedentes ya no tienen
en su patrimonio tales derechos, por lo que mal podían haber los cedentes del documento del motivo
anterior, haber vuelto a enajenar parte de lo mismo, esto es, el 68,5% de la herencia. La consecuencia
no puede ser otra que la total ineficacia del documento consignado en la letra b) del motivo segundo, en
esa parte, vale decir que los cesionarios (los actores) no adquirieron en manera alguna todos los
derechos hereditarios que en dicho documento se consignan, pues una parte considerable (68,5%), ya
pertenecía a otro, esto es, el demandado ya indicado.
Lo que en la especie importa establecer es si los actores, en las condiciones anteriores, han podido
adquirir la posesión del predio de 111,5 hectáreas. Al efecto, la demandante invoca precisamente la
inscripción en el Registro de Propiedad respectivo del título referido en el considerando anterior
(documentos referidos en las letras a) y b) del motivo segundo). Pues bien, este acto de inscripción no
ha podido tener el efecto de hacer adquirir la posesión, toda vez que, como ya se estableció, del título
consistente en el contrato de cesión de derechos hereditarios no siguió ningún efecto en lo que respecta
al 68,5% de los mismos, en la herencia del causante, porcentaje que ya había sido transferido en un
contrato de cesión anterior. Todo esto se fundamenta en el principio según el cual no se pueden
transferir más derechos que los que se tienen, que es aplicable en la especie, justamente en el sentido
antes señalado. En estas condiciones, mal pueden los demandantes haber adquirido la posesión del
predio sub lite, resultando la inscripción registral aludida respecto del 68,5% del predio una mera
“inscripción de papel”. Todo esto tiene más fuerza si se considera que se acciona precisamente contra
quien ha adquirido debidamente el 68,5% de los derechos cuotativos en el predio sub lite.
Abundando en lo anterior, es del caso consignar que en nuestro sistema registral la inscripción por sí
sola no basta para probar dominio. Lo que la inscripción en el registro hace es acreditar posesión (pero
esto ocurre cuando es la finiquitación de títulos y así el nuevo poseedor puede agregar su posesión a las
anteriores para enterar los plazos de posesión correspondientes para adquirir dominio por prescripción.
Así lo han entendido las partes; la demandante cuando alega que está en posesión de parte del predio
que se reivindica, y la demandante en cuanto en la réplica recurre a diversas disposiciones relativas a la
adquisición de la posesión, especialmente el artículo 724 del código Civil. Ahora bien, la posesión es
un hecho real y concreto, “es la tenencia de una cosa determinada con ánimo de señor y dueño” dice el
artículo 700 del Código Civil; vale decir que en todo caso la inscripción deberá obedecer a una realidad