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adorno-theodor-dialectica-negativa-y-la-jerga-de-la-autenticidad-1970-ed-akal-2005

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zl espíritu como totalidad social 291<br />

sin contemp<strong>la</strong>ciones por encima <strong>de</strong> el<strong>la</strong>s. Lo que se realiza por m<strong>ed</strong>iación<br />

<strong>de</strong>l individuo y <strong>de</strong> muchos es y no es también el asunto propio<br />

<strong>de</strong> los muchos; cada vez tienen menos po<strong>de</strong>r sobre ello. Su suma<br />

es al mismo tiempo su otro; <strong>de</strong> esta dialéctica aparta adre<strong>de</strong> <strong>la</strong> mirada<br />

<strong>la</strong> hegeliana. En <strong>la</strong> m<strong>ed</strong>ida en que los individuos se dan <strong>de</strong> alguna<br />

manera cuenta <strong>de</strong> <strong>la</strong> preiación <strong>de</strong> <strong>la</strong> unidad sobre ellos, esta pre<strong>la</strong>ción<br />

se les refleja como el ser-en-sí <strong>de</strong> lo universal con que <strong>de</strong> hecho tropiezan:<br />

se les inflige hasta en lo más íntimo incluso cuando ellos mismos<br />

se lo infligen. La sentencia rjfiOb ai'fi-pcÓTTtp 8aLp,oy, que <strong>la</strong> manera<br />

<strong>de</strong> ser, como tal siempre mo<strong>de</strong><strong>la</strong>da por lo universal, es para el<br />

hombre un <strong>de</strong>stino, tiene más verdad que <strong>la</strong> <strong>de</strong> tm <strong>de</strong>terminismo caracterológico;<br />

lo universal por que cada individuo se <strong>de</strong>termina en general<br />

como unidad <strong>de</strong> su particu<strong>la</strong>rización está tomado <strong>de</strong> lo exterior<br />

a él y es, por tanto, también tan heterónomo al individuo como sólo<br />

io que otrora se suponía que le imponían los <strong>de</strong>monios. La i<strong>de</strong>ología <strong>de</strong>l<br />

ser-en-sí <strong>de</strong> <strong>la</strong> i<strong>de</strong>a es tan po<strong>de</strong>rosa porque es <strong>la</strong> verdad, pero es <strong>la</strong> <strong>negativa</strong>;<br />

se convierte en i<strong>de</strong>ología por su transformación en positiva. Una<br />

vez han aprendido <strong>la</strong> supremacía <strong>de</strong> lo universal, en cuanto lo superior<br />

que tienen que ap<strong>la</strong>car, a los hombres les es casi ineludible transfigurar<strong>la</strong><br />

en el espíritu. La coacción se les convierte en sentido. No sin<br />

cierta razón: pues lo abstractamente universal <strong>de</strong>l todo que ejerce <strong>la</strong><br />

coacción está hermanado con <strong>la</strong> universalidad <strong>de</strong>l pensamiento, el espíritu.<br />

Lo ctial a su vez permite a éste en su sustrato retroproyectarse<br />

en esa universalidad como si estuviera realizado en ésta y tuviera para<br />

si su propia realidad. En el espíritu <strong>la</strong> unanimidad <strong>de</strong> lo universal se<br />

ha convertido en sujeto, y <strong>la</strong> universalidad no se afirma en <strong>la</strong> soci<strong>ed</strong>ad<br />

más por el m<strong>ed</strong>io <strong>de</strong>l espíritu, <strong>la</strong> operación <strong>de</strong> abstracción que éste lleva<br />

a cabo <strong>de</strong> modo sumamente real. Ambos convergen en el canje, algo<br />

al mismo tiempo subjetivamente pensado y objetivamente válido en<br />

que, sin embargo, <strong>la</strong> objetividad <strong>de</strong> lo universal y <strong>la</strong> <strong>de</strong>terminación concreta<br />

<strong>de</strong> los sujetos individuales, precisamente porque se hacen conmensurables,<br />

se oponen irreconciliadamente. En nombre <strong>de</strong>l espíritu<br />

<strong>de</strong>l mundo el espíritu es afirmado e hipostasiado meramente como lo<br />

que en sí <strong>de</strong> siempre ha sido ya; en él, como reconoció Durkheim, al que<br />

por eso se acusó <strong>de</strong> metafísica, <strong>la</strong> soci<strong>ed</strong>ad se adora a sí misma, su coacción<br />

como omnipotencia. La soci<strong>ed</strong>ad pue<strong>de</strong> encontrarse confirmada<br />

por el espíritu <strong>de</strong>l mundo, pues <strong>de</strong> hecho el<strong>la</strong> posee todos los atributos<br />

que el<strong>la</strong> luego adora en el espíritu. La veneración mítica <strong>de</strong> éste

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