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adorno-theodor-dialectica-negativa-y-la-jerga-de-la-autenticidad-1970-ed-akal-2005

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^^spués <strong>de</strong> Auschwitz 333<br />

apiación se ve asaltado por sueños como el <strong>de</strong> que ya no viviría en absoluto,<br />

sino que habría sido gaseado en 1944 y toda su existencia posterior<br />

no <strong>la</strong> llevaría más que en <strong>la</strong> imaginación, emanación <strong>de</strong>lirante <strong>de</strong> alguien<br />

asesinado veinte años antes.<br />

Hombres <strong>de</strong> reflexión \' artistas han <strong>de</strong>jado en no pocas ocasiones conscincia<br />

<strong>de</strong> una sensación <strong>de</strong> no estar <strong>de</strong>l todo presentes, <strong>de</strong> no participar<br />

sn el juego; como si no fueran en absoluto ellos mismos sino una especie<br />

<strong>de</strong> espectadores. Esto repele a los <strong>de</strong>más <strong>de</strong> múltiples maneras; Kiersegaard<br />

fundamentó ahí su polémica contra <strong>la</strong> por él l<strong>la</strong>mada esfera esletica.<br />

La crítica <strong>de</strong>l personalismo filosófico, en cambio, hab<strong>la</strong> a favor <strong>de</strong><br />

que esa posición hacia lo inm<strong>ed</strong>iato por <strong>la</strong> que es <strong>de</strong>smentida toda actiaid<br />

existencial adquiere su verdad objetiva en un momento que lleva más<br />

li<strong>la</strong> <strong>de</strong> <strong>la</strong> obcecación <strong>de</strong>l principio <strong>de</strong> autoconservación. En el «No es para<br />

anto» que por su parte gusta por supuesto <strong>de</strong> aliarse con <strong>la</strong> frialdad buriuesa<br />

es don<strong>de</strong> mejor pue<strong>de</strong> todavía el individuo darse cuenta sin angustia<br />

Je <strong>la</strong> inanidad <strong>de</strong> <strong>la</strong> existencia. Lo que <strong>de</strong> inhumano hay en esto, <strong>la</strong> capacidad<br />

para distanciarse y elevarse como espectador, acaba por ser precisamente<br />

lo humano, a lo cual se oponen sus i<strong>de</strong>ólogos. No carecería <strong>de</strong><br />

roda p<strong>la</strong>usibilidad que esa parte que así se comporta fuera lo inmortal.<br />

La escena en que Shaw, camino <strong>de</strong>l teatro, exhibió ante un mendigo su<br />

i<strong>de</strong>ntificación añadiendo con prisa <strong>la</strong> pa<strong>la</strong>bra «Prensa» oculta <strong>de</strong>bajo <strong>de</strong>l<br />

cmismo una consciencia <strong>de</strong> ello. Contribuiría a expücar un hecho que<br />

asombraba a Schopenhauer: los débiles que, a <strong>la</strong> vista <strong>de</strong> <strong>la</strong> muerte, no sólo<br />

<strong>de</strong> otros, sino también <strong>de</strong> <strong>la</strong> propia, son muchas veces los afectos. Sin duda<br />

•os hombres están sin excepción bajo el hechizo, ninguno es ya capaz <strong>de</strong><br />

amar y por eso todos se creen <strong>de</strong>masiado poco amados. Pero <strong>la</strong> actitud<br />

<strong>de</strong> espectador expresa al mismo tiempo <strong>la</strong> duda <strong>de</strong> si todo esto, pues, pue<strong>de</strong><br />

ser, mientras sin embargo el sujeto, en su obcecación para sí tan relevante,<br />

no tiene nada más que eso pobre y en sus pulsiones algo animalmente<br />

efímero. Bajo el hechizo los vivos tienen <strong>la</strong> alternativa entre <strong>la</strong><br />

ataraxia involuntaria —algo estético por <strong>de</strong>bilidad- y <strong>la</strong> bestialidad <strong>de</strong>l que<br />

está implicado. Una y otra son falsa vida. Pero algo <strong>de</strong> una y otra se requeriría<br />

también para una désinvolture y simpatía auténticas. El culpable<br />

instinto <strong>de</strong> autoconservación ha persistido, quizá robustecido bajo <strong>la</strong> incesante<br />

amenaza actual. Sólo que <strong>la</strong> autoconservación tiene que sospechar<br />

que <strong>la</strong> vida a <strong>la</strong> que se aferra se está convirtiendo en lo que <strong>la</strong> espanta, en<br />

un espectro, en un p<strong>ed</strong>azo <strong>de</strong>l mundo <strong>de</strong> los espíritus que <strong>la</strong> consciencia<br />

alerta percibe como no existente. La culpa <strong>de</strong> <strong>la</strong> vida que en cuanto puro

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