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REVISTA LIBERTADOR O'HIGGINS - Instituto Ohigginiano

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Edición c o n m E m o r a t i v a dE l Bi c E n t E n a r i o<br />

existencia y la de mi familia que puede ser obligada a tener que pedir por su<br />

pan. San Pablo le decía a Timoteo, si un hombre no se cuida a sí mismo, y<br />

especialmente a aquellos de su propia casa, significa que ha renegado de su fe y<br />

eso es peor que ser un infiel’. Puedo decirle que ningún hombre pasa más dolores<br />

para vivir que yo, y puedo, si es necesario, entregar pruebas para testificar que<br />

mi colegio es conducido con gran cuidado y atención. La religión de los niños es<br />

estricta y escrupulosamente atendida. Ellos van regularmente cada mes a sus<br />

deberes. El Reverendo Mr. Barnes puede testificar qué tipo de jóvenes ellos son.<br />

He escuchado de la intención de Su Señoría de cerrar la pequeña capilla que he<br />

construido. Si esto es cierto no estoy menos sorprendido de lo que estoy del resto<br />

después que Su Señoría me ha dado su última palabra, que si Mr. Busby y yo<br />

podemos llegar a un acuerdo, Su Señoría lo asignaría al colegio... Siento mucho<br />

que Su Señoría pueda ser influenciado por alguna persona o grupo de personas<br />

cuyas intenciones no son otras que distraer e imponer en su bien conocida buena<br />

disposición, el peor de los propósitos que es una respuesta a sus malvados<br />

fines...” 38 . (Copia del original en Anexo 10).<br />

De esta carta también pueden sacarse algunas conclusiones interesantes.<br />

Después de St. Yves hubo otros capellanes cuyos nombres aparecen en esta<br />

carta, como el caso del reverendo Barnes y el padre Busby. El hecho que se<br />

refiera a ambos en ésta pudo significar, como aventura Mr. Hughes, que Barnes<br />

estaba pronto a irse del colegio. De la capilla que Mr. Eeles asegura haber<br />

construido, no hay huella en Clarence House, por lo que puede mantenerse lo<br />

dicho anteriormente en el sentido que ella era una de las piezas de la casa. Del<br />

tenor de la carta, se deduce que Richmond no era ajeno en esos tiempos a los<br />

rumores y comidillas, tan típicos de los pueblos chicos. Puede deducirse también<br />

que Mr. Eeles no era un hombre muy popular, ni su señora parece que tampoco,<br />

como lo veremos a continuación.<br />

Una carta del reverendo Busby a su obispo, fechada en 1796, que se guarda<br />

en la correspondencia de este último, nos da más luces de lo que pasaba en<br />

el colegio... Su Señoría no podrá imaginarse, pese a todo lo que pueda haber<br />

escuchado... Yo he tenido suficiente experiencia en esto, lo que me permite<br />

contarle lo que sigue... El trabajo y los problemas que he tenido con los niños<br />

yo por ningún motivo los objeto: Yo prefiero la vida activa y soy particularmente<br />

aficionado al trabajo. El señor (refiriéndose a Eeles) comprometió su palabra<br />

en la última Navidad que todas las obligaciones con respecto a los niños se<br />

dejarían a cargo mío, sabiéndose él mismo incompetente ya que nunca recibió<br />

una educación liberal y consecuentemente debe ser totalmente ignorante en<br />

el método; así no es posible observar el orden y la regularidad (que son tan<br />

necesarios cuando hay niños) hasta tres días juntos. Algunas veces los estudios,<br />

otras veces las oraciones (a las cuales ni el señor ni la señora asistían ni en la<br />

mañana ni en la tarde) hasta las no menos importantes obligaciones de los niños<br />

como la comida, almuerzo y desayuno están totalmente descuidadas, de todo lo<br />

cual se responsabilizaba a la Sra. Eeles y a sus sirvientes... He prometido a mi<br />

conciencia de hacer justicia a los niños y a sus padres: pero entre esta gente esto<br />

no es en absoluto posible y como hombre honesto, ha cumplido con doblarme<br />

38 Diario del obispo Douglass. Carta de Mr. Eeles a Douglass, 1795.<br />

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