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REVISTA LIBERTADOR O'HIGGINS - Instituto Ohigginiano

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Ev i s t a li B E r t a d o r o’higgins<br />

años devenidos, podemos transportar a nuestra época, en un esfuerzo por traer<br />

su imagen a nuestros días.<br />

Así por ejemplo, en el terreno de la información, considerándola como<br />

elemento esencial que caracteriza a la sociedad actual, podríamos afirmar con<br />

certeza que O’Higgins era un hombre preocupado por estar al día. Sabemos, y<br />

está demostrado, que permanentemente se entrevistaba con los extranjeros que<br />

pasaban por el país, como también que mantenía correspondencia con varios de<br />

ellos, en un afán de mantenerse informado de lo que acontecía en el mundo, más<br />

allá de nuestras fronteras.<br />

Hoy día, nos basta con apretar un botón para lograrlo, pero el fin o la intención<br />

es la misma: ser una persona bien informada, y O’Higgins lo era.<br />

En cuanto a la función de los medios de comunicación, abogó por una libertad<br />

de imprenta que asumiera responsablemente sus publicados. Así, le escribió a<br />

Freire, quien se sentía injustamente maltratado por un artículo del “Cosmopolita”,<br />

afirmando en setiembre de 1822 que “La libertad de imprenta trae todos estos<br />

males, permitiendo publicaciones perniciosas sin necesidad de exigir sus nombres<br />

a los que envían comunicados al periodista, a no ser que truequen el nombre de<br />

la persona que zahieren” 2 .<br />

Diez años después, le aseguraba al General Prieto, “si la libertad de imprenta<br />

contiene en sí misma el veneno, es evidente que también administra el antídoto,<br />

y estoy cierto, mi querido compadre, que usted convendrá con mi opinión que El<br />

Araucano de Santiago debía suministrar el verdadero antídoto contra el veneno<br />

de El Mercurio de Valparaíso...” 3 .<br />

El propio O’Higgins fue víctima, en innumerables ocasiones, del desenfreno de<br />

articulistas y editores, y no obstante ello, mantuvo su convicción en la necesidad<br />

de respetar la libertad de prensa, considerándola como un elemento esencial de<br />

un sistema republicano.<br />

Esa visión, con respecto a los medios, es no solamente aplicable en el día de<br />

hoy, sino también, exigible, y así lo consigna nuestra legislación.<br />

En el terreno de la educación, es indiscutible que él aventajaba con mucho<br />

a la gran mayoría de sus contemporáneos, por lo menos en Chile. Habiendo<br />

recibido una educación preferencial en el país y en Lima, completó su instrucción<br />

en Inglaterra, en la época que los británicos disfrutaban del apogeo del almirante<br />

Nelson, lo que sin duda abrió su mente en cuanto a la importancia del comercio<br />

internacional y de la necesidad de tener algún grado de control sobre los mares<br />

de interés para Chile.<br />

O’Higgins era un hombre culto; Roberto Arancibia, que hizo el seguimiento de<br />

sus pasos en Inglaterra, nos informa que la escuela católica en la cual estudió<br />

en Richmond “enseñaba latín, griego, francés y también a escribirlos; aritmética,<br />

2 DE LA CRUZ, Ernesto: “Epistolario de D. Bernardo O’Higgins”, Santiago 1916, Imprenta Universitaria, Tomo II,<br />

p. 359.<br />

3 Ibid, Tomo I. 1919. p. 171.<br />

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