REVISTA LIBERTADOR O'HIGGINS - Instituto Ohigginiano

Edición c o n m E m o r a t i v a dE l Bi c E n t E n a r i o
La Expedición Libertadora del Perú pasó a ser, pues, la primera prioridad
del gobierno y tanto San Martín como O’Higgins concentraron en ella todos sus
esfuerzos.
El primer problema de la Expedición –y lo sería por largo tiempo– era su
financiamiento. Este se estimaba en Linos $ 300.000 pesos oro de la época.
El ideal de San Martín era que la mitad de esta suma la aportara el Gobierno
argentino –tan beneficiado por la Expedición como el chileno– y la otra mitad el
fisco de Santiago. Sin embargo, Argentina no pudo aportar nada y O’Higgins creyó
que la cuota chilena, dada la angustiada situación del erario nacional, podría salir
de un empréstito inglés.
Se nombró, entonces, a don Antonio José de Irisarri, como ministro
plenipotenciario en Europa, con instrucción de obtener el empréstito y de atender
a las otras prioridades que no interfirieran con los preparativos de la Expedición
Libertadora del Perú.
III
La misión de Irisarri fue accidentada pero, en una medida razonable, podemos
considerarla como exitosa. Los objetivos que le trazó el gobierno fueron: 1) lograr
el reconocimiento de la independencia de Chile; 2) obtener un empréstito de dos
millones de pesos; 3) informar de las actividades de España con respecto a su
política americana; 4) asistir en representación de Chile al Congreso que las
naciones europeas estaban celebrando en Aix-en-Chapelle, y 5,) firmar un tratado
secreto con Inglaterra, llamado “de alianza, protección y comercio”.
El enviado, culto y con buen dominio del idioma francés, se desenvolvió con
soltura. Un simple vistazo a la situación europea le hizo comprender que el
reconocimiento de la independencia no tenía destino mientras el gobierno chileno
no controlara por entero su propio territorio. Cuando Irisarri llegó a Europa, el
Congreso de Aix-en-Chapelle ya había concluido. En cuanto al tratado de alianza
“y protección”, Irisarri lo consideró prematuro y hasta cierto punto, humillante. Así
es que se concentró por entero en la obtención del préstamo.
El diplomático logró interesar a la Casa Hullet y Cía. El empréstito se contrató
por la suma de un millón de libras esterlinas, o sea, unos 4.000.000 de pesos
chilenos nominales. El doble de lo que se le había pedido obtener. Hullet emitió
100.000 bonos de 100 libras cada uno, los que se vendieron a 77,50 libras. Esto
arrojó una utilidad de 3.273.265 pesos chilenos, a 5 pesos por libra, con un 6% de
interés a 30 años de plazo.
Estos fondos llegaron a Chile después de la abdicación de O’Higgins y
el gobierno nacional no supo qué hacer con ellos, puesto que la Expedición
Libertadora ya había partido. Más tarde, se prestaron al gobierno peruano,
porque la Casa Hullet se negó a anular la operación. Chile los recuperó en 1839,
después de la guerra contra la Confederación Perú-Boliviana, y se les destinó a la
construcción del ferrocarril de Santiago a Valparaíso.
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