REVISTA LIBERTADOR O'HIGGINS - Instituto Ohigginiano

Edición c o n m E m o r a t i v a dE l Bi c E n t E n a r i o
agosto de 1818. También se apoderó del paquebote Pensamiento, que remitió a
Coquimbo. Otro de nombre Rosario y varias embarcaciones menores, que por ser
pequeñas las quemó o echó a pique 10 . Cuando se procedió al remate de artículos
de comercio provenientes de los cargamentos apresados, la Aduana exigió a
Carlos Higginson, agente de presas de los tripulantes del corsario, el pago de
derechos por los efectos introducidos al país. Así correspondía de acuerdo con el
artículo 7° del Reglamento de Corso del 20 de noviembre de 1817.
Mackay, pasada la época de aventuras, se transformó en un pacífico
comerciante de Valparaíso. Entre sus bienes se contaba un almacén de comercio
con efectos por algo más de cinco mil pesos, una casa que arrendaba en la
Quebrada de San Agustín, un sitio contiguo a la recova del puerto, otro en la loma
de Monte Alegre y algo de dinero prestado a interés 11 .
El principal armador de la época, Felipe del Solar, interesado en este tipo
de empresa, propuso al gobierno armar en corso el bergantín Chileno, de su
propiedad 12 . Ofreció hacer la guerra marítima, siempre que se le auxiliara con
armamento, pólvora, municiones, tropa y la liberación de derechos. Solar prometía
devolver los elementos facilitados al concluir el corso y vender a la autoridad en
un tercio de su valor los útiles de guerra apresados. Agregó que si el corsario
tenía noticia de una expedición enemiga, se esforzaría en destruir y quemar sus
transportes, sin gratificación alguna 13 .
A causa de la apurada situación militar y el bloqueo ejercido por los barcos
españoles, la patente fue concedida el 20 de noviembre de 1817, una vez
que Solar rindió fianza y se comprometió a respetar la reglamentación. Con la
aprobación de Zenteno, Ministro de Guerra, el gobierno aceptó proveer al corsario
de lo pedido. Solar había pedido 15 pares de pistolas, 20 lanzas, 30 quintales de
pólvora, 20 soldados artesanos y 12 piezas de artillería.
Durante meses recorrió las costas del Virreinato peruano al mando del capitán
Enrique Santiago, haciendo varias presas. En enero de 1818, a 14 leguas de
la costa y a una latitud de 15° sur, interceptó al bergantín español Saeta. Sus
despachos de navegación indicaban que había salido de Guayaquil hacia
puertos intermedios con un cargamento de cacao. Fue declarada buena presa.
Tiempo después fondeó en Valparaíso la goleta española San Ignacio de Loyola,
capturada en la boca del río Guayaquil. Por escasez de agua, el corsario y su
presa se habían dirigido a las Galápagos, donde permanecieron cerca de
un mes. Por considerar que había sido capturada en alta mar, con pabellón
español y procedente de puerto enemigo, fue declarada buena presa. El detalle
del cargamento de mil quintales incluía 500 fanegas de cacao, una barrica de
cuchillos flamencos, 50 sombreros jipijapa, 4 cajones de vino con 120 botellas y
240 sombreros pequeños.
10 Noticias sobre este crucero en Archivo de don Bernardo O’Higgins. Santiago, 1952, tomo XI, p. 108; y Archivo
del Ministerio de Marina, Vol. 6.
11 Testamento ante el escribano José Manuel Menares, 12 de diciembre de 1827. Como última voluntad pedía
ser sepultado en el cementerio de protestantes de la ciudad. Notarios de Valparaíso, Vol. 34, fs. 197 y 198.
12 Se refiere a este corsario Rodrigo Fuenzalida Bade: “influencia de la Marina Chilena en la emancipación
americana”, en Boletín de la Academia Chilena de la Historia, Santiago, 1972, N° 86, pp. 133 y 134.
13 Archivo del Ministerio de Marina, Vol. 6, f. 12.
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