REVISTA LIBERTADOR O'HIGGINS - Instituto Ohigginiano

Edición c o n m E m o r a t i v a dE l Bi c E n t E n a r i o
LA MUJER EN LA VIDA DEL LIBERTADOR
DON BERNARDO O’HIGGINS RIQUELME
Graciela Toro de Zañartu 1
De todas las voces que en América se han elevado para honrar la memoria
del prócer máximo de nuestra independencia, es interesante señalar la del
escritor brasileño Osvaldo Orico, quien dice que don Bernardo O’Higgins parece
arrancado de la “Canción de Rolando” para las páginas de la historia. Y hay una
razón. De todas las canciones de gesta, es la que mejor evoca el heroísmo, los
sentimientos patrióticos, la nobleza, religiosidad y abnegación en el cumplimiento
del deber moral.
El resplandor que ilumina la vida militar y política del héroe le ha creado una
imagen grandiosa; de ella surge bizarro, dramático o genial, pero esos momentos
de cumbre, nobilísimos todos, no tienen por qué encubrir su condición humana,
capaz de expresar emoción y pasiones como cualquier hombre.
Los distintos hechos heroicos que han estremecido su tiempo apenas nos
permiten vislumbrar la soledad de su vida íntima, para auscultar, en el sosiego del
soldado, las fibras más ocultas de su dimensión de varón sobrio, austero, sereno.
Reverentes nos acercamos al héroe y descubrimos la claridad de sus días,
cuando, junto a él, vemos surgir la mujer con una misión sublime y un destino alto
para la patria.
Doña María Isabel Riquelme de la Barrera y Meza, su madre, es el símbolo
más puro de bondad, fortaleza y ternura. Rosa Rodríguez y Riquelme, su
hermana, supo entregarle como nadie una devoción fraterna, fidelísima. Carlota
Eels, un nombre que se desvanece en los amaneceres brumosos de Londres,
llegó a comunicarle el dulce temblor del primer amor de su juventud. María del
Rosario Melchora Puga y Vidaurre, fuerte pasión en la vida del prócer; de esta
unión nacerá su hijo Demetrio. Nieves Puga y Riquelme, su otra media hermana.
Un hijo de ella vivirá después en Cañete, Perú “al amparo de su tío”. Son cinco
mujeres en la vida de O’Higgins. Conociéndolas, se aprende a entender mejor al
hombre. Junto a ellas, él soñará con todo el ardor de su pensamiento y la energía
de su espíritu.
Para encontrarlas, para vivificar imágenes a través de la historia, es necesario
volver la mirada a un pretérito distante.
1 Presidenta Mujeres O’Higginianas.
527