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REVISTA LIBERTADOR O'HIGGINS - Instituto Ohigginiano

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Edición c o n m E m o r a t i v a dE l Bi c E n t E n a r i o<br />

a debilidades las concesiones que le dictaba la justicia. Entonces se decretaría<br />

la libertad del comercio con todas las naciones del orbe, sin excepción, incluso<br />

los chinos y los negros, incluso la España misma, que había pretendido aislar<br />

a la América del resto del la tierra. Reconocía la unidad del género humano y<br />

proclamaba la fraternidad de los ciudadanos de una misma república...” 11 .<br />

Concluía el manifiesto expresando al monarca español, con extrema cortesía,<br />

que los chilenos resolvían separarse de sus dominios: “Poderoso monarca:<br />

Nuestros ancestros españoles juzgaron conveniente elegir por Rey a vuestros<br />

abuelos; nosotros, después de haber maduramente reflexionado, juzgamos<br />

conveniente dispensaras de tan pesada carga...” 12 .<br />

Gramusset y Berney. buscaron apoyo en el Mayorazgo don José Antonio<br />

de Rojas, regresado a Chile desilusionado con la metrópoli y por la situación<br />

desmedrada del comercio hispano y sus trabas monopólicas.<br />

En casa de Rojas, en Polpaico, se redactó el manifiesto. Aunque lo tildó de<br />

quimérico, no parece haberlo desaprobado.<br />

A la conspiración se unieron un español de apellido Pacheco, y don Mariano<br />

Pérez de Saravia y Sorante, abogado de escaso crédito, oriundo de Buenos Aires.<br />

Fue este último quien en carta del 1º de enero de 1781 denunció la conspiración<br />

al regente Álvarez de Acevedo. Se inició el proceso con gran sigilo. Muchos<br />

pensaron que la detención de los franceses se debía a asuntos de su permanencia<br />

como extranjeros en el país. Don José Antonio Rojas resultó sin cargos ya que no<br />

se le pudo comprobar responsabilidades.<br />

Gramusset y Berney fueron enviados a Lima; más tarde se les envió a Cádiz en<br />

el navío de guerra “San Pablo”. Dicho barco naufragó frente a la costa portuguesa<br />

el 2 de febrero de 1786. Berney pereció en la zozobra y Gramusset falleció tres<br />

meses después en un calabozo de Cádiz.<br />

El historiador Fernando Campos Harriet en su obra “Veleros franceses en los<br />

mares del Sur”, resume elocuentemente el corolario de este suceso cuando dice:<br />

“¿Qué quedó de toda la desgraciada historia de estos aprendices de<br />

conspiradores? De la trabazón misma, sólo un recuerdo esotérico. Pero analizando<br />

el manifiesto de Berney, encontramos confundidos, por su locura, principios<br />

absurdos y concepciones ingenuas junto a aspiraciones nobles y profundas,<br />

comunes a las ideas revolucionarias en bogó en Europa contemporánea, que<br />

luego de abrirse dificultosamente surco en el pensamiento de los criollos, fueron<br />

objeto de realizaciones por los patriotas que forjaron la República. Desde luego,<br />

la Independencia, su Constitución democrática. La libertad de comercio. La<br />

abolición de la esclavitud. La formación de un ejército nacional. Y algunas otras,<br />

visionarias, como la adecuada repartición de las tierras...” 13 .<br />

Curioso episodio fue éste protagonizado por franceses residentes en el Reino<br />

de Chile, que influidos por los sucesos de la época soñaron un tanto ingenuamente<br />

de verlo como una República independiente y soberana.<br />

11 Campos Harriet, Fernando, ob. cit., 1964, p. 136.<br />

12 Campos Harriet, Fernando, ob. cit., 1964, p. 137.<br />

13 Campos Harriet. Fernando, ob. cit., 1964, pp. 141-142.<br />

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