REVISTA LIBERTADOR O'HIGGINS - Instituto Ohigginiano

Ev i s t a li B E r t a d o r o’higgins
En el puerto nortino abordó la Minerva, muriendo seis hombres en el combate. En
el viaje de regreso el corsario capturó el bergantín español Santa María de Jesús.
Samuel Haigh, comerciante inglés, presenció con admiración la entrada en la
bahía de Valparaíso de la Minerva, fragata de 400 toneladas, con un cargamento
avaluado en 300 mil pesos 5 . Mackay, Hurrel y seis, marineros apresadores de
la Minerva, nombraron a Carlos Higginson como su apoderado, para que los
representara en el juicio de presas. Meses después, el pleito aún proseguía:
dos marineros reclamaban su parte 6 . La presa Santa María de Jesús quedó
en Coquimbo y los accionistas que no podían hacerse presentes, nombraron a
Gregorio Reyes para que tornara posesión del cargamento.
Los tripulantes recibieron grandes sumas de dinero. Haigh vio cómo aquellos
héroes en una noche disiparon el fruto entero de su fortuna. Asegura el viajero
inglés que las onzas abarataron el precio del peso fuerte en todos los placeres,
en especial el de la taberna y el caballo, el naipe y la mujer 7 .
Higginson, a nombre de los apresadores, vendió los derechos sobre la Minerva
al comerciante Francisco Ramírez 8 . En las empresas de corso que siguieron, los
marineros ya no esperarían los largos juicios para recibir su parte, prefirieron
vender Sus derechos anticipadamente a prestamistas de Valparaíso.
Mackay y Hurrel compraron la barca Catalina a Haigh para armarla en guerra.
Construida en Baltimore para destinarla al tráfico de esclavos de África, la
Catalina pasó a propietarios ingleses, quienes encargaron a Haigh se dirigiera a
Sudamérica para hacer especulación con mercaderías.
Con el nuevo nombre de Mercedes de la Fortuna, este corsario pasó a
manos de una sociedad cuyos principales accionistas fueron Hurrel 9 , Callou –un
comerciante inglés que hizo algún dinero con un almacén de artículos navales y
comprando derechos de presa–, Boza, Urízar, Mackay y Viscaya.
Según proclamó Haigh, varios tripulantes de la Catalina pasaron a servir en el
corsario. Entre ellos su copiloto, Mr. Partridge, y un carpintero de origen escocés.
Haigh obtuvo para el primero el puesto de teniente y para el otro el de cabo
de presas. Este cargo estaba destinado a aquel que guiara la presa hasta su
destino. Describió al carpintero como un hombre muy religioso. Durante el viaje
de la Catalina desde Europa, había permanecido sentado varias horas en el
bauprés, leyendo su biblia y aparte del resto.
En sus correrías, el corsario llegó hasta Panamá. Apresó el bergantín Gran
Poder, con un cargamento de azúcar y cacao, declarada buena presa en
su vez describe las andanzas de la goleta corsario Fortunata, de propiedad de Simón Barrios, pero tampoco
se halló vestigios de esta empresa.
5 Samuel Haigh: Viaje a Chile durante la época de la independencia. Santiago, 1917, p. 64.
6 Archivo de Notarios de Valparaíso. Vol. 27, fs. 369-421 y 422.
7 Noticias de esta empresa en Benjamín Vicuña Mackenna: “El primer corsario chileno. ‘La Muerte o la Gloria’
y la ‘Minerva’” (1817), en El Mercurio, de Valparaíso, 19 de diciembre de 1876.
8 La administración de esta fragata pasó a manos de su esposa Gertrudis Rosales al morir Ramírez en 1821.
Notarios de Valparaíso, Vol. 27, fs. 359 y 360.
9 Pronto a salir era corso y previendo los riesgos de una empresa semejante, hizo testamento en favor de su
esposa. Notarios de Valparaíso, Vol. 27, fs. 420.
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