REVISTA LIBERTADOR O'HIGGINS - Instituto Ohigginiano

Edición c o n m E m o r a t i v a dE l Bi c E n t E n a r i o
de Cepeda por los caudillos provincianos; con lo cual Buenos Aires pierde toda
jurisdicción de carácter nacional, el Congreso se disolvía el orden nacional se
derrumbaba; como lo indica Bartolomé Mitre: “Cada provincia era una republiqueta
o un cacicazgo independiente; la nación no tenía gobierno, y la nacionalidad era
una abstracción... el Ejército de los Andes quedaba huérfano de toda autoridad,
sin más punto de apoyo que el territorio de Chile” 7 .
Se puede apreciar como en 1819 se había deteriorado sustancialmente
la base de apoyo a la expedición, la cual a partir de ese momento dependerá,
exclusivamente, de la voluntad de O’Higgins, del Senado chileno y de la
percepción que nuestra sociedad tenga respecto del potencial de amenaza que
representa la continuidad de un gobierno español en Lima.
Al referirnos a la desvinculación argentina del proyecto, mencionamos, al
pasar, las órdenes del gobierno de Buenos Aires dirigidas a San Martín para que
retornase con sus fuerzas desde Chile. Al respecto quisiéramos hacer algunas
acotaciones para clarificar la naturaleza de dichas fuerzas y su aporte objetivo a
la concreción del proyecto expedicionario, por cuanto algunas versiones históricas
indican que dicho ejército sería el concurso argentino a la empresa.
El contingente que conforma el Ejército de los Andes en 1818 es de
aproximadamente 3.400 hombres. Respecto de esta fuerza, creemos oportuno
citar la opinión del representante diplomático de Buenos Aires en Santiago, Tomás
Guido, quien en carta dirigida a San Martín, y en relación a la orden recibida
de retornar con el ejército a Mendoza, señala: “esta resolución prepara, en mi
opinión la ruina de la América... Yo quiero suponer contra toda probabilidad que
no deserte un hombre solo... Ud. sabrá calcular si esta suposición es arbitraria
cuando recuerde que más de dos tercios de nuestro ejército se compone de hijos
de Chile” 8 .
En definitiva, San Martín regresó a Mendoza con algo más de 1.200 hombres,
y cuando finalmente la expedición al Perú se hallaba en sus afrontes decisivos y
retornó a Chile, fue seguido sólo por una fuerza aproximada de 500 hombres, ya
que el resto se habría contagiado con el ambiente de caos y disolución existentes
en Cuyo.
Si concluimos que hacia 1820 la fuerza del Ejército de los Andes es de
aproximadamente 2.600 efectivos, de los cuales alrededor de 600 son argentinos,
y que las fuerzas de ejército que se embarcan finalmente hacia el Perú son
aproximadamente 4.300 soldados, se puede apreciar en su justa proporción el
aporte rioplatense a la expedición en su aspecto cuantitativo.
No es lo anterior la única dificultad que proviene del otro lado de los Andes. El
autor de la idea, general San Martín, se ha quedado en la exposición del proyecto
y en el ofrecimiento de una ayuda económica que nunca se recibirá, provocando,
además, con su repaso a Mendoza una alta deserción de los efectivos. Pero a
lo anterior debemos agregar una persistente presión al gobierno chileno, para
obtener los medios que permitan la expedición, sin reparar en los esfuerzos
7 Bartolomé Mitre: Obras completas. Edición Honorable Congreso de la Nación Argentina. Buenos Aires, 1939,
Vol. VI, p. 177.
8 Bartolomé Mitre. Ob. Cit. Vol. p. 541.
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