REVISTA LIBERTADOR O'HIGGINS - Instituto Ohigginiano

Ev i s t a li B E r t a d o r o’higgins
a solicitud del Presidente Prieto, le había restituido su grado de Capitán General
del Ejército de Chile.
Se le hacía justicia, pero no en lo económico pues hubo de dictarse otra ley,
la de fecha 6 de octubre de 1842: Art. único: El Capitán General don Bernardo
O’Higgins gozará del sueldo que por sus servicios le corresponda, aun cuando
residiere fuera del territorio de la República. Firmada MANUEL BULNES.
Pocos días después, el 24 de octubre, falleció en su residencia de Espaderos
Nº9, y musitando una sola palabra, que todos oyeron claramente: “Magallanes”.
Era el último pensamiento del Libertador. Desaparecía un hombre que sabía
transformar en triunfo, una derrota, y triunfar en el desastre. Valiente en la batalla
y firme en el manejo del Estado; grande hasta el silencio en el momento de la
abdicación, poniendo el noble pecho frente a la humana ingratitud sobrecogida de
los contemporáneos. Había desaparecido el Primer Soldado del Ejército chileno y
el Primer Servidor de la República de Chile, que nos dio Patria y Libertad.
FUNERALES Y ENTIERRO
El 26 de octubre, dos días después de su muerte, los restos mortales del
Héroe-Estadista, del Libertador de Chile y el Perú, calladamente, son sepultados
en uno de los nichos del Cementerio Central de Lima.
Veinte días más tarde, llega la noticia a Chile. El Padre de la Patria había
muerto. La emoción ciudadana se manifestaba en diversas formas: lágrimas,
sollozos, de uno a otro confín de la república.
El 24 de noviembre, el Presidente Bulnes decreta luto nacional de ocho días.
La prensa de Chile, Argentina y Perú le tributan los más grandes y merecidos
elogios.
Con fecha 13 de julio de 1844, con la firma del Presidente Bulnes y de los
Ministros Ramón Luis Irarrázabal, Manuel Montt y José Santiago Aldunate se
dicta una ley, que es del tenor siguiente:
“Art. 1º. La Nación reconoce como un deber honrar las cenizas y perpetuar la
memoria del héroe de la Independencia, Capitán General de la República, don
Bernardo O’Higgins.
Art. 2º. Los restos mortales del General O’Higgins serán exhumados y
trasladados oportunamente de la capital del Perú a la de esta República.
Art. 3º. Una Comisión compuesta de un miembro de cada una de las Cámaras
Legislativas, nombrados por ellas mismas, y de un General de Ejército que elegirá
el Gobierno, se embarcarán en un buque de guerra de la Nación, para conducir al
seno de la Patria las cenizas del finado General.
Art. 4º. Al día siguiente de llegar a esta capital dichas cenizas, se celebrarán
solemnes exequias al Capitán General D. Bernardo O’Higgins, en la Iglesia
Metropolitana del Estado.
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