REVISTA LIBERTADOR O'HIGGINS - Instituto Ohigginiano

Edición c o n m E m o r a t i v a dE l Bi c E n t E n a r i o
- En su análisis militar, en Chacabuco, concluyó que se debía ejecutar una
persecución, hasta el logro de la desintegración total del ejército realista.
A fin de impedir que las fuerzas españolas se reorganizaran en el sur y
se hiciesen fuertes en Talcahuano. Su proposición fue desestimada y los
hechos le dieron la razón. La desestimación de la acertada proposición del
Libertador, hizo necesarias la batalla de Maipú y la ocupación de Valdivia,
con un elevado costo, agravado por la mala situación económica del país.
- Desde que fue designado Director Supremo de la Nación, sus esfuerzos
se dirigieron a organizar la Primera Escuadra Nacional. “Este triunfo y cien
más se harán insignificantes si no dominamos el mar”; expresó, después de
la victoria de Chacabuco.
- Nadie podrá quitar a O’Higgins el mérito de haber sido, entre los próceres de
América, uno de los pocos cuyas ideas republicanas fueron inquebrantables.
Oponiéndose tenazmente a cualquier sistema monárquico de gobierno, tan
en boga entre los líderes americanos de ese momento.
- Consciente de que nada servía la Independencia de su Patria, si las fuerzas
chileno-argentinas no terminaban con el poder realista en el virreinato,
organizó la Expedición Libertadora del Perú. O’Higgins y el Senado Consulto
asumieron que ésta fuese organizada y financiada exclusivamente por
Chile.
- Reiteradamente el Libertador escribió a Prieto y Bulnes recomendándoles
ocupar el estrecho de Magallanes, para afianzar el dominio de Chile sobre
la zona austral y que lo hiciera con chicotes, que eran los más adecuados
para resistir la dureza del clima patagónico.
- Hizo de Chile un Estado libre, independiente y soberano; con plena aptitud
para adoptar la forma de gobierno que más convenga a sus intereses.
- En él, se debe admirar y presentar como un ejemplo heroico y glorioso,
su invencible fuerza de voluntad y de carácter en todos los contrastes de
su vida. Más que todo, ese afán modesto, pero insuperable, para formarse
como militar por amor exclusivo a su Patria; llegando a ser un general
glorioso e ilustre.
Su visión geopolítica fue equilibrada y si alguna vez cometió errores en
la conducción política o militar, citemos los casos de Napoleón y otros que
los cometieron en grande. Mas él, siempre fue un soldado, que luchó por la
independencia absoluta de su patria. No olvidemos su heroica exclamación, en
medio del fragor de la contienda: “A mí, soldados. Vivir con honor o morir con
gloria”. Así, se refleja su existencia y su paso a la eternidad.
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