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REVISTA LIBERTADOR O'HIGGINS - Instituto Ohigginiano

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Edición c o n m E m o r a t i v a dE l Bi c E n t E n a r i o<br />

“Pero si don Ambrosio O’Higgins hubiera contado sólo con su mérito personal,<br />

con sus disposiciones para el mando, se habría quedado de sobrestante toda la<br />

vida. Necesitábanse en aquellos tiempos otros apoyos para medrar”.<br />

“O’Higgins, que conocía la época i la tierra, no lo ignoraba, i por eso se<br />

encumbró con tanta rapidez. Ese irlandés sabía como maestro la ciencia del<br />

cortesano; parecía que hubiera nacido de algún palaciego, i que se hubiera<br />

educado en las antecámaras. A fuerza de las insinuaciones y de obsequios, se<br />

proporcionó padrinos en Chile i en Madrid; y empujado por ellos, subió hasta<br />

donde quiso. Ese fue el secreto de su elevación”.<br />

“Ese fue el talismán que le dio la Presidencia de Chile, el Virreynato del Perú.<br />

El oro y la intriga del aspirante abrieron de par en par a su presencia las puertas<br />

del poder y los honores. Los manejos encubiertos, más que sus servicios, más<br />

que sus brillantes cualidades, le valieron el grado de General, el título de barón, el<br />

título de marqués” 92 .<br />

Es preciso reconocer, cuando menos en parte, que don Miguel Luis Amunátegui<br />

y don Luis Montt no están descaminados, ya que numerosas piezas históricas<br />

prueban que el Ministro Gálvez era uno, entre muchos otros, de los protectores<br />

que don Ambrosio mantenía en España. La noticia del fallecimiento del Ministro<br />

sólo pudo llegar a Chile al cabo de tres meses, a mediados de septiembre de<br />

1787. A esa fecha le habría sido imposible buscar nuevos apoyos, en reemplazo<br />

de su “único protector”.<br />

Estas opiniones no están basadas en elementos probatorios específicos; pero<br />

los autores citados no se equivocan en sus afirmaciones. Una carta de don Nicolás<br />

de la Cruz, dirigida a don Ambrosio el año 1795, revela uno de los mecanismos<br />

utilizados por el astuto irlandés para el cultivo de estas amistades protectoras y<br />

tutelares, en los más altos niveles de la Corte.<br />

Don Nicolás le acusa recibo de “una caja con rarezas” que don Ambrosio envía<br />

al señor Príncipe de la Paz y que le sería entregada en Madrid por “el guardián<br />

don Demetrio” (Don Demetrio O’Higgins) 93 .<br />

Su correspondencia revela lo que Amunátegui estima como los “manejos<br />

encubiertos” de los cuales se valió en esta ocasión, como en otras, para asegurar<br />

sus objetivos. Impresionan los nombres y el rango de las personas a quienes<br />

agradece su contribución a este nombramiento: Don Manuel de Néstares,<br />

Secretario del Consejo; Conde de Floridablanca; Conde de Campones; Duque<br />

de San Carlos; Marqués del Campo; Conde de Lacy; don Almérico Pini; a los<br />

Directores de Correos y Oficiales de las Secretarías de Estado, a los Ministros<br />

de Indias y de Marina, a los miembros del Consejo Supremo de Indias, Areche y<br />

Escobedo, a don Juan José de Vértiz y al Marqués de Guirior 94 .<br />

Don Horacio Arangua agrega otro nombre importante a los variados apoyos<br />

que don Ambrosio recibió para lograr el nombramiento de Presidente de Chile:<br />

92 Miguel Luis Amunátegui: La Dictadura... p.28<br />

93 Nicolás de la Cruz:<br />

94 Ricardo Donoso: El Marqués.... p.135.<br />

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