REVISTA LIBERTADOR O'HIGGINS - Instituto Ohigginiano

Edición c o n m E m o r a t i v a dE l Bi c E n t E n a r i o
Había que ganar tiempo para preparar e instruir el ejército que defenderá la
Patria. Había que mantener alejado al enemigo de la línea del Cachapoal y, si no
era posible, detenerlo en la Angostura de Paine, principal accidente del terreno
que se presentaba para una defensa que podía equilibrar la diferencia de ambos
ejércitos, en medios e instrucción. Después, ya no quedaría más obstáculo que el
río Maipo. Se formaron tres divisiones y se designó Comandante en Jefe a José
Miguel Carrera.
Carrera mantenía su opinión de hacerse fuerte en la Angostura de Paine; en
cambio, O’Higgins estimaba más apropiado contener a Osorio, en el Cachapoal.
Carrera no resuelve el tema en su condición de Comandante en Jefe y deja que el
ejército marche hacia la zona de Rancagua. No resolvió establecer en Angostura
una línea defensiva, donde el ejército se hiciera fuerte en caso de perderse el
dispositivo del Cachapoal y Rancagua.
Osorio, mediante el engaño, logra que la tercera división patriota no concurra
al vado de Cortés, permaneciendo en Mostazal. Al amanecer del 1º de octubre, el
ejército realista había logrado cruzar el río Cachapoal sin ser molestado.
La penetración de la caballería realista, que sostuvo un encuentro con fuerzas
del capitán Freire rechazándolo hacia Rancagua y la presencia de la infantería
con su flanco apoyado en el río y marchando hacia la cuidad, amagaba por el
oeste a los patriotas y cortaba su retirada al norte. Obligadas a encerrarse en
Rancagua, las divisiones de Juan José Carrera y O’Higgins se hicieron fuertes en
la plaza de la ciudad.
Así, Osorio, obligó a los patriotas a aceptar la batalla en las peores condiciones,
encerrándose en Rancagua, divididos y no haciéndose fuertes en la Angostura
de Paine, donde el terreno le era favorable y podía presentar una adecuada
resistencia.
El 2 de octubre, O’Higgins solicita a Carrera la cooperación de la tercera
división, quienes al ser rechazados por los realistas, se retiran hacia el norte.
Al ver todo perdido y después de rechazar un sexto asalto de las tropas de
Osorio, O’Higgins ordenó montar a los soldados que pudieran hacerlo. Con
ellos formó una columna de poco más de 500 hombres, los que combatiendo
atravesaron una de las trincheras, rechazando a las fuerzas realistas que
pretendían cerrarles el paso.
El ejército patriota dejaba de existir y sus restos cruzaron la cordillera de los
Andes, en busca de refugio en la provincia trasandina de Mendoza. Junto a ese
grupo, emigraron los Carrera, O’Higgins y más de tres mil personas que huían de
la tiranía que significaba el regreso al poder del vencedor.
San Martín, desde el día en que asumiera el comando del ejército argentino
de Salta, comprendió que con los escasos recursos que podía disponer, era
ilusorio pretender la conquista inmediata del Alto Perú. Se dedicó a planificar la
organización de un ejército que, luego de liberar a Chile con la ayuda de sus
nacionales, emprendiera la ofensiva contra la capital del virreinato a través
del mar. Cuando llegó a Mendoza en septiembre de 1814, en su calidad de
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