REVISTA LIBERTADOR O'HIGGINS - Instituto Ohigginiano

Ev i s t a li B E r t a d o r o’higgins
El 22 de mayo de 1843, siete meses después de la muerte del Libertador,
zarpó la goleta de guerra Ancud de la Armada chilena hacia Magallanes con 22
tripulantes a bordo.
Después de muchos inconvenientes en la navegación y de largos cuatro
meses, la goleta Ancud, a las 10 de la mañana del 22 de septiembre de 1843,
divisó Punta Santa Ana y luego el buque fondeó en Puerto del Hambre.
A las tres de la tarde del mismo día el pabellón nacional fue izado frente a la
tripulación formada, como símbolo de soberanía, que fue rubricada con una salva
de 21 cañonazos, contestados por la artillería de la goleta Ancud.
Simultáneamente con la solemne ceremonia anterior se procedió a levantar
el acta de ocupación del estrecho de Magallanes, que se inicia con la frase “Dios
salve la patria. Viva Chile”, indicando en su texto que, por orden del Supremo
Gobierno, se toma posesión del estrecho de Magallanes y de sus territorios en
nombre de la República de Chile, a quien pertenece conforme está declarado en
el artículo primero de su Constitución.
Con este último acto que hemos recordado, se cumplió el anhelo de O’Higgins
y la historia en el tiempo ha reafirmado la profética visión geopolítica que el
Libertador resumió en su última palabra: “Magallanes”.
Cuando se tomó posesión oficial del estrecho, ese 22 de septiembre de 1843,
ya O’Higgins no estaba, pero se cumplía así el destino de los grandes hombres,
cuyos pensamientos y acciones trascienden el estrecho marco de su paso por el
mundo y se proyectan más allá de su muerte, dejando un legado de vivencias y
de valores cuya vigencia los hace objeto del recuerdo y de la admiración de las
generaciones futuras.
Magallanes, dijo O’Higgins al morir... Magallanes es hoy un trozo de nuestra
tierra chilena, que tiene la llave de la conjunción natural de los dos océanos más
grandes del mundo y que nos ha proyectado a la inmensidad del Continente
Antártico y hasta el Polo Sur, haciendo que Punta Arenas se ubique prácticamente
en el centro geográfico de Chile.
Esa simbiosis de mar y tierra que es actualmente la XII región de Magallanes
y Antártica Chilena, cuya historia hemos relatado, es realmente el sueño de
O’Higgins hecho realidad.
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