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REVISTA LIBERTADOR O'HIGGINS - Instituto Ohigginiano

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Ev i s t a li B E r t a d o r o’higgins<br />

Carrera, entre tanto, había empleado su gran capacidad de persuasión para una<br />

expedición naval y, en esos días, se hallaba preso en un calabozo del regimiento<br />

Granaderos en Buenos Aires. Se había presentado a Pueyrredón para que le<br />

ayudara a pagar la nave “Clifton” que había logrado traer de Estados Unidos y este<br />

había declinado queriendo negociar por su cuenta, pero Carrera había intentado<br />

zarpar en la “Clifton”, fracasando y siendo detenido por conspiración: San Martín<br />

lo visitó el 12 de abril en su calabozo, donde el preso rechazó altivamente la<br />

mano que le tendió para saludarlo, escuchó el reconocimiento que hizo de sus<br />

servicios a la independencia, la explicación que su arresto era una medida<br />

puramente política, la reiteración del ofrecimiento de Pueyrredón de enviarlo como<br />

diplomático de las Provincias Unidas a Estados Unidos y la advertencia de que<br />

aun cuando su presencia en Chile podría producir agitaciones perjudiciales a la<br />

causa de la independencia, podía ir porque O’Higgins y él la reprimirían con mano<br />

firme. Carrera, al parecer, no concebía que la independencia de su patria pudiera<br />

realizarse sin él en el poder: desechó los favores que se le brindaban replicando<br />

que, después de la amenaza escuchada ningún hombre racional “se entregaría<br />

a poder tan arbitrario sin contar con los medios de resistir tanta violencia”. Fue<br />

la última vez que se vieron. Carrera después se fugaría y seguiría conspirando<br />

con sus hermanos hasta ser fusilado en Mendoza. San Martín partió para Chile<br />

el mismo 18 de abril, llegando a Santiago el 11 de mayo. (Esto que suena tan<br />

simple, sólo se podía conseguir marchando a caballo durante semanas).<br />

La fe del general pudo haberse avivado con la promesa y carta de Pueyrredón<br />

que el mismo llevó a O’Higgins, pero la situación de Chile después de Chacabuco<br />

no estaba libre de riesgos. Los españoles derrotados se reconcentraron en el<br />

Sur y, comandados por el coronel José Ordóñez, resistían en Talcahuano, donde<br />

recibirían refuerzos de Lima para contraatacar. Pueyrredón, acosado por la<br />

insurrección, pedía que le mandaran dos mil hombres de su ejército.<br />

O’Higgins, producto de una educación de nivel muy superior para la época,<br />

comienza a mostrar en ese año de 1817 cuán importante iba a ser la extraordinaria<br />

complementación que alcanzó con San Martín. Una de sus primeras medidas<br />

como Director Supremo fue crear el Ejército de Chile, en base a los cuadros<br />

chilenos organizados en Mendoza, nombrando a San Martín como general en<br />

Jefe. Paralelamente creó la Academia Militar. Por otra parte las bajas del Ejército<br />

de los Andes se cubrirían con voluntarios de Chile. Ambos ejércitos formaron el<br />

“Ejército Unido de los Andes y de Chile”, llegando a fines de 1817 a contar 9.000<br />

combatientes, con tropas y oficiales de ambas nacionalidades, uniformados en<br />

la táctica y disciplina de la escuela de San Martín, su generalísimo: Ahí estaba la<br />

base del Ejército Libertador, pero su tarea era aún afianzar la independencia de<br />

Chile.<br />

También de inmediato, en 1817, O’Higgins comienza a gestionar la compra<br />

de buques para formar la marina y encarga a José Álvarez Condarco, coronel<br />

argentino muy importante y cercano a San Martín, la misión de contratar a Lord<br />

Thomas Cochrane para formar una escuadra capaz de oponerse a la española<br />

que dominaba el Pacífico.<br />

En todo lo anterior avanza exigiendo enormes sacrificios para obtener los<br />

recursos de la población chilena, pero no titubea. Las convulsiones internas que<br />

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