REVISTA LIBERTADOR O'HIGGINS - Instituto Ohigginiano

Edición c o n m E m o r a t i v a dE l Bi c E n t E n a r i o
Infantería. Hizo dos campañas en África, asistió a la Guerra de Independencia
de los Estados Unidos como ayudante del General Gagigal, Comandante de las
fuerzas que España envió en auxilio de sus aliados americanos. Cultivó relaciones
en las diversas cortes europeas, participó en la Revolución Francesa, obteniendo
el grado de General de los Ejércitos de la República. (Girondino, se exilió en Gran
Bretaña, asqueado de los excesos jacobinos).
Según Vicuña Mackenna, el Libertador habría tomado a Francisco de Miranda
como profesor de Matemáticas. Sea lo que fuere, es indudable la fuerte influencia
que éste ejercía sobre el joven chileno. El mismo O’Higgins se encargó de referirnos
sus impresiones: “Cuando yo oí aquellas revelaciones y me posesioné del cuadro
de aquellas operaciones –dice–, me arrojé a los brazos de Miranda, bañado de
lágrimas y besé sus manos”. El precursor, estrechándolo en sus brazos, le dijo:
“Sí, hijo mío, la providencia divina querrá que se cumplan nuestros votos por la
libertad de nuestra patria común. Así está decretado en el libro de los destinos.
Mucho secreto, valor y constancia son las égidas que os escudarán de los lazos
de los tiranos” 1 . Jaime Eyzaguirre nos reafirma la tesis de la influencia de Miranda
sobre O’Higgins: “Un pliego que guarda con religiosa veneración y que a solas
lee y relee, le trae siempre fresca la palabra del apóstol de la libertad, su consejo
prudente, su voz de estímulo. Desconfiad –le dice el vigoroso caudillo– de todo
hombre que haya pasado de la edad de cuarenta años, a menos que os conste el
que sea amigo de la lectura y particularmente de aquellos libros que hayan sido
prohibidos por la Inquisición... la juventud es la edad de los ardientes y generosos
sentimientos, Entre los jóvenes de vuestra edad encontraréis fácilmente muchos
prontos a escuchar y fáciles de convencerse. Pero, por otra parte, la juventud
también es la época de la indiscreción y de los actos temerarios; así es que
debéis temer estos defectos de los jóvenes tanto como la timidez de los viejos. Es
también un error el creer que todo hombre, porque tiene una corona en la cabeza,
o se sienta en la poltrona de un Canónigo, es un fanático intolerante y un enemigo
decidido de los derechos de los hombres. Conozco por experiencia, que en esta
clase existen los hombres más liberales e ilustrados de Sudamérica” 2 .
De ambas fuentes, surge en O’Higgins una concepción americanista y
antimonárquica muy fuerte. A la idea tradicional de una Asociación de Reinos
vinculadora de los territorios indianos a la Metrópoli a través de la persona del
Monarca opone la tesis de una gran patria americana impregnada del pensamiento
de la Ilustración, especialmente del Despotismo Ilustrado 3 .
CHILENISMO LOCALISTA DE O’HIGGINS
Al regresar a Chile (1801), la influencia de la familia Riquelme, muy
especialmente la de su madre, doña Isabel, y su hermana Rosa, en conjunto con
1 Encina Armanet, Francisco Antonio: Historia de Chile. Editorial Ercilla, Santiago 1984. Tomo 12, pág. 48.
2 Gutiérrez Eyzaguirre, Jaime: O’Higgins. Editorial Zig-Zag” Santiago 1946, págs. 26-27.
3 Encina Armanet, ob. cit., Tomo 13, pág. 174.
“La combinación de su intenso deseo de progreso, de su convencimiento de, que los pueblos sólo podían ser
felices obligándolos a serlo y de su concepto de que el orden es la base ineludible no sólo de todo progreso,
sino también de la civilización, bastaba para echarle en brazos del despotismo ilustrado, sin necesidad del
ejemplo de su padre”.
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