REVISTA LIBERTADOR O'HIGGINS - Instituto Ohigginiano

Edición c o n m E m o r a t i v a dE l Bi c E n t E n a r i o
PROGRESISMO DE O’HIGGINS
“Como gobernante, O’Higgins fue extremadamente progresista. Siempre
consideró a su padre un modelo de gobernante digno de ser imitado por las
generaciones posteriores. Le consideraba el hombre más útil que Chile poseyera
jamás” 30 . El progreso debía ser impuesto por el Jefe del Estado a la ciudadanía, en
beneficio de ésta, hasta transformar totalmente el país. De allí el rol trascendental
que atribuye a la educación. Absolutamente antiespañol, aspiraba a erradicar
hasta el último resabio del régimen y la mentalidad colonial por medio del accionar
del Gobierno, unido al desarrollo cultural y educacional.
“Los triunfos militares no habían sido capaces de abolir el espíritu colonial en las
costumbres, y O’Higgins, adversario absoluto de lo español, quería desarraigarlo
por entero. Sentía una inmensa confianza en el poder de la educación, y en medio
de las abrumadoras preocupaciones de la guerra del sur y de los aprestos de la
expedición al Perú, tuvo aún tiempo para atraer con empeño el interés del Senado
hacia aquel asunto; fue así como brotó el acuerdo de reiniciar las funciones del
Instituto Nacional, abierto en 1813, y que el Gobierno español de la Reconquista
había clausurado... una fe inmensa asistía al Director Supremo en la eficacia de
la enseñanza que, concorde con las luces del siglo, comenzaría a derramarse
desde las aulas del establecimiento restaurado 31 .
“El actual estado de la civilización y de las luces nos descubre bien la necesidad
de adelantar, o, por mejor decir, plantear de un modo efectivo y suficiente la
educación e ilustración”.
“Necesitamos formar hombres de Estado, legisladores, economistas, jueces,
negociadores, ingenieros, arquitectos, marinos, constructores hidráulicos,
maquinistas, químicos, mineros, artistas, agricultores, comerciantes” (discurso de
apertura de la Convención, 23 de julio de 1822).
En el mensaje del Prócer a la Convención de 1822 aparecen nítidas sus ideas
al respecto., “Las luces, las riquezas y el poder anduvieron siempre reunidos en
las naciones; sin estos, elementos, que los unos nacen de los otros, Chile no será
nación ni logrará el fruto de sus sacrificios’.
“Sabéis cuán necesaria es la reformación de las leyes. ¡Ojalá se adoptaron los
cinco códigos célebres tan dignos de sabiduría de estos últimos tiempos, y que
ponen en claro la barbarie de los anteriores! Bórrense para siempre instituciones
montada bajo un plan colonial; destiérrese la ignorancia, procesase con actividad,
y se allanarán todos los obstáculos”.
A través de estos párrafos el Libertador proclama su fe en el accionar del
Estado y rol formativo del proceso educacional, los que unidos habrían de lograr
alcanzar la meta ansiada: convertir a Chile en una nación fuerte, libre y respetada
en el concierto internacional.
Los reyes franceses arrancarían numerosos privilegios en tal sentido a los Papas; la Revolución Francesa
extremaría esta tendencia hasta el enfrentamiento con la Santa Sede.
30 Collier, ob. cit., pág. 215.
31 Eyzaguirre Gutiérrez, ob. cit., pág. 271.
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