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REVISTA LIBERTADOR O'HIGGINS - Instituto Ohigginiano

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Edición c o n m E m o r a t i v a dE l Bi c E n t E n a r i o<br />

Por otra parte, Miranda –cuya red de informadores cubría el imperio– hubiera<br />

podido saber de los orígenes del hijo oculto del Virrey del régimen que combatía,<br />

explicando el especial esfuerzo de dedicación que el maestro tuvo hacia este<br />

discípulo estratégico. Es aún más plausible que el joven se abrió a Miranda de<br />

sus problemas y orígenes.<br />

A todo lo anterior se agrega un punto personal común entre los dos personajes.<br />

Miranda también había sufrido en su juventud –y resultó marcado– por el abuso de<br />

poder de la sociedad colonial: su padre tuvo que abandonar su rango y comercio<br />

a raíz del celo de los “mantuanos”, la aristocracia local de Caracas, que recibió<br />

el apoyo del rey y del sistema español. Este aspecto podría haber facilitado los<br />

nexos entre estas dos víctimas del régimen español.<br />

Segundo, la coincidencia de los idearios políticos de los dos próceres. Tomando<br />

en cuenta el contexto psicológico peculiar mencionado se vuelve difícil negar<br />

el papel decisivo de Miranda sobre O’Higgins, cuando todos los componentes<br />

esenciales del pensamiento político y de la acción en el terreno del Libertador<br />

chileno se conforman al ideario mirandino, del republicanismo al federalismo<br />

panamericano, del odio al caudillismo al temor a la anarquía, de la tolerancia<br />

religiosa a los derechos humanos, del estado educador al liberalismo económico,<br />

como, lo recordaremos más abajo.<br />

Toma especial relevancia el hecho de que O’Higgins manifestó principios muy<br />

adelantados para el contexto chileno, e incluso actuó como si tuviera una amplia<br />

experiencia política. Es significativo que los historiadores chilenos no expliquen<br />

estos rasgos, sino por referencia a su genio político y a una vaga educación<br />

en Inglaterra. Por ejemplo, llama la atención la contradicción entre el hecho de<br />

que los historiadores chilenos digan que O’Higgins no leía mucho, pero que<br />

no expliquen de dónde venían sus muy avanzadas ideas políticas. O esta otra<br />

contradicción: decir que O’Higgins era muy influenciable por su entorno directo 73 ,<br />

o que era débil de carácter, o dócil 74 , mientras se le reconoce al mismo tiempo la<br />

fuerza 75 y continuidad de sus principios. Esta hipótesis de un “ligenio espontáneo”<br />

parece muy débil frente al peso obvio del legado mirandino. Especialmente sí<br />

se quiere explicar esta capacidad peculiar de O’Higgins para buscar un sutil<br />

“centrismo político”, lo que presupone una gran experiencia política que no tenía<br />

O’Higgins, y que le permitió evitar los extremos dogmáticos. Es más plausible<br />

relacionar esta facultad con la lucidez madura fuera de lo común del girondino<br />

Miranda que quería el cambio sin violencia, y pensar que el joven estudiante supo<br />

sacar un máximo provecho de las lecciones de moderación y las advertencias que<br />

su Maestro le había dado en base a su propia experiencia vivida de las ilusiones<br />

y riesgos en ambos lados.<br />

Tercero, la filiación de ciertas frases o palabras claves. Hasta las formas de<br />

enunciar ciertos principios que se encuentren bajo la pluma de O’Higgins fueron<br />

enunciadas en forma similar por Miranda. Por ejemplo, en la convocatoria a<br />

73 Por ejemplo Orrego, ob. cit. p., 20 comparándole a Bolívar diciendo que O’Higgins le era inferior “por ese<br />

desgraciado sometimiento de su voluntad casi siempre gobernada por otros”.<br />

74 “En el carácter de O’Higgins había más cera que acero”. Vicuña Mackenna, en El Ostracismo de O’Higgins,<br />

p. 332.<br />

75 “Una vez decidido, no retrocedía”, dice el General José María de la Cruz.<br />

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