REVISTA LIBERTADOR O'HIGGINS - Instituto Ohigginiano

Ev i s t a li B E r t a d o r o’higgins
seis meses, como nunca los tuviera cuerpo revolucionario salido en defensa de
la libertad hispanoamericana. Pues entre las medidas adoptadas por el Senado
Conservador de Chile cabe mencionar, reforma de las tarifas de avalúo, activación
del cobre de las contribuciones, Imposición de fuertes requisiciones para el ejército
y vigilancia estrecha en las aduanas a fin de impedir el contrabando. La conducta
de los poderes del Estado influyó a los miembros de la clase dirigente chilena.
En cabildo abierto hicieron converger a la Expedición Libertadora del Perú los
recursos siguientes:
Los empleados públicos, civiles y militares, entregaron un tercio de sus sueldos;
el resto de las personas reunieron trescientos mil pesos en cuotas mensuales; se
recolectaron doscientos mil pesos de una sola vez y los víveres necesarios para
el ejército de liberación peruana se entregaron de manera gratuita.
Hay algo más, casi al momento de zarpar la Expedición, salieron de los puertos
chilenos cuatro fragatas provistas de armamentos, víveres y útiles para socorro
de Nueva Granada y de Venezuela. En carta del 23 de marzo de 1821, O’Higgins
informa a San Martín haber ayudado a las autoridades cuyanas con fusiles,
carabinas y una división de doscientos granaderos a caballo, treinta artilleros y
setenta soldados de la guardia directorial, al mando del teniente coronel Astorga,
sin olvidar que tras ser despachada la Expedición Chileno Libertadora del Perú se
continuó proveyéndola de armas y de víveres desde nuestro país. Lo que abona
nuevamente el sentido continental de la acción libertadora de Bernardo O’Higgins
hasta límites de tenacidad y solidaridad internacional admirables.
Respecto de todo ello, el historiador Julio Heise escribe:
“Apenas proclamada la independencia del Perú observamos en San Martín y
en sus más próximos colaboradores un claro propósito de silenciar el nombre de
Chile y el de O’Higgins como únicos organizadores de la Expedición Libertadora
del Perú. Igual postura adoptó el gobierno argentino, como lo atestigua la
correspondencia de Miguel Zañartu –representante de Chile en Buenos Aires–
dirigida al Director Supremo y al Ministro de Estado en el Departamento de
Gobierno y de Relaciones Exteriores”.
Y como testimonio de época irrecusable, en contestación a una orden del
ministro argentino Bernardo Monteagudo, el almirante Lord Cochrane dice:
“Desde el día en que S.E. el general San Martín se declaró Protector del Perú
y me informó, en presencia de Ud., cuando le hablaba acerca de los pagos de la
Escuadra, que nunca reembolsaría a Chile un real, ni pagaría la Marina, a no ser
que fuera vendida por Chile 211 Perú, digo que desde ese fatal día he considerado
a S.E. como jefe, de un gobierno distinto, cuyo interés él reputa reparado y cuyas
miras son incompatibles con las de Chile y con el juramento que me liga :en mi
situación oficial”; “Archivo de O’Higgins”, tomo VI, páginas 17 y 18.
Simplemente para redondear el tema del silencio extraño que nos ha venido
a las puntas de la pluma, este fragmento de carta del Libertador O’Higgins al
almirante Cochrane:
“He sentido en mi pecho una oculta indignación contra la ingratitud para
Chile, la cual sólo puede temperarse con el placer que siento al darme cuenta
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