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REVISTA LIBERTADOR O'HIGGINS - Instituto Ohigginiano

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Ev i s t a li B E r t a d o r o’higgins<br />

le contestó, he podido escapar mejor que los demás porque montaba un buen<br />

caballo, pero, no pudiendo contener mi tropa, volví a disparar el último tiro, y,<br />

creyendo reunir dentro de las casas algún número, sin lograrlo, me han tomado<br />

sin defensa”.<br />

Antes de dos meses, después de un Proceso sumario, fue ajusticiado.<br />

“Fue aquélla, dijo O’Higgins, una sentencia que firmé sin pesar”.<br />

Encontró a San Martín en las casas de Chacabuco y ambos se abrazaron<br />

emocionados. Unos días después el General argentino hubo de volverse a<br />

Buenos Aires y se despidió de sus hombres: “Individuos del Ejército de los Andes:<br />

Vuestro bien y el de la América me obligan a separarme de vosotros por muy<br />

pocos días... Entretanto queda con el mando en jefe del Ejército el Excmo. Señor<br />

Brigadier Don Bernardo O’Higgins, el mismo que os condujo a la Victoria”. Fue un<br />

hidalgo reconocimiento ante quienes habían sido testigos.<br />

Eran tiempos aquellos en que los dramas clásicos y el culto a la epopeya y a los<br />

hombres de la antigüedad helénico-romana arrebataban al público y Buenos Aires<br />

no encontró nada mejor que celebrar la victoria con una representación teatral<br />

de que nos dejó noticias El Censor, un periódico de gran difusión: “Nos parecía<br />

(tal era la semejanza de las circunstancias) –dice–, nos parecía que hubiesen<br />

retrogradado los siglos... El numeroso auditorio que en toda la representación<br />

conservó profundo silencio, derramó dulces lágrimas al oír decir a Arístides:<br />

“Voy a hacer a mi patria un sacrificio mayor que el de mi vida; yo renuncio por ella,<br />

la ambición, la gloria y la inmortalidad. Miltíades: yo te cedo el mando del ejército.<br />

Tú sabes ya como se triunfa de los persas. Llévanos al combate y que la victoria que<br />

sigue siempre tus pasos, coronen el fin de tu carrera. No te excuses, íoh, Miltíades! Sé<br />

tan generoso como yo”.<br />

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