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REVISTA LIBERTADOR O'HIGGINS - Instituto Ohigginiano

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Ev i s t a li B E r t a d o r o’higgins<br />

En los casi dos meses que duró este sistema de gobierno fue muy poco lo que<br />

pudo hacerse.<br />

El diputado O’Higgins –señala Valencia– “venía al Congreso cargado de ilusiones<br />

y de propósitos de servicio a sus comitentes, como cualquier parlamentario de<br />

todos los tiempos”. Con su admiración por el sistema republicano y representativo,<br />

tenía grandes aspiraciones para servir a sus representados de Los Ángeles. Se<br />

destacó así como un ejemplo del parlamentario regional.<br />

El relato vívido de Valencia de este aspecto de la actividad de O’Higgins<br />

merece reproducirse: “Traía un apunte de trazos anchos, resueltos, que se<br />

conserva dentro los papeles de don Diego Barros Arana y que tiene sabor a cosa<br />

infantil, porque cabe tal cual es en la infancia de un pueblo que despertaba a<br />

la representatividad democrática, al sistema republicano, decíase entonces. El<br />

contenido lo denuncia su epígrafe: “Puntos que hay que pedir a la Junta (por el<br />

diputado Bernardo O’Higgins)”. Reúne un conjunto de aspiraciones locales, en<br />

verdad cosas menudas para la historia y para lo que la posteridad relaciona con el<br />

primer congreso nacional”. Los puntos eran los siguientes: destinar el producto de<br />

las tierras vacantes de Laja al pago del maestro de escuela; quitar atribuciones a<br />

los comandantes de plazas fronterizas con las tierras indígenas; que se constituya<br />

el cabildo; que se establezca un convento; que se instalen pulperías y se saque el<br />

almacén de pólvora de dentro de la villa; que se controle a los vagabundos; que<br />

no se ingrese vinos de fuera hasta después de consumida la producción local;<br />

pedir más fuerza armada.<br />

Pero el sistema de gobierno entregado a más de 40 personas resultaba<br />

inoperante. El mismo apunta –a través de su biógrafo John Thomas– que “no<br />

transcurriría un día sin que se proporcionara una nueva medida y, después que<br />

se la discutía todo el día, no se adoptaba decisión alguna y se la relegaba al<br />

olvido”.<br />

El Primer Congreso debía instalarse y, con ello, reemplazar en sus funciones a<br />

la junta provisional. Valencia nos informa, a través de los apuntes para la biografía<br />

de O’Higgins que redactó John Thomas, de episodios inéditos relacionados con<br />

su instalación.<br />

Así tomamos conocimiento que hubo una sesión preparatoria de la<br />

inauguración que debía hacerse el 4 de julio de 1811, en homenaje al aniversario<br />

de la independencia de Estados Unidos de Norteamérica. La sesión preparatoria<br />

se efectuó el 24 de junio “en honor de Martínez de Rozas, que estaba de<br />

cumpleaños”.<br />

O’Higgins también nos revela, por ese medio, de que formaba parte de un<br />

“consejo patriótico que reunía a los diputados de esa posición y que entró a<br />

presidir su amigo Juan Pablo Fretes”.<br />

Dicho consejo tuvo una participación muy activa en esa sesión preparatoria,<br />

ya que encomendó a O’Higgins presentar una protesta porque se habían elegido<br />

12 representantes por Santiago en vez de los 6 que había fijado el decreto<br />

convocatoria. En dicha presentación se establecía que las provincias sólo, se<br />

podían sentir obligadas al concurrir en la proporción indicada en la convocatoria,<br />

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